Mestre ma non troppo es una comedia triste, una sonrisa ácida que nos acompaña de vuelta a casa invitándonos a pensar sobre nuestra propia actuación y sobre nuestras metas. En la sociedad de los "talent show", que estimula la competitividad desde edades tempranas como "modus operandi" está mal visto ser un perdedor. Nadie nos educa para asumir la derrota, lo que genera en nosotros un mecanismo de defensa que nos impide reconocer nuestros errores y limitaciones. Un maestro de la guitarra. La presión por ser el mejor. Espectativas no cumplidas. Este es un espectáculo centrado en la poética del fracaso. Una comedia triste que rompe una lanza por aquellos juguetes rotos que nunca ganaron el corazón del público, que nunca alcanzaron ese hueco en la Gran Final y a los que la vida o el Risto de turno nunca les concedieron una ocasión para la respesca. Son los perdedores natos. A los que ni un halo romántico que siempre envuelve a los fracasados, les reporta el consuelo de la compasión ajena.