Manuel Jabois afirma que este disco proviene de "un hombre sentado sobre un burro, portando un violín mientras atravesaba pueblos de la sierra gallega y asturiana en la posguerra".

Se llama Florencio López, Florencio dos Vilares, y es ciego, por eso también se le llama O Cego dos Vilares. Es uno de los representantes más consagrados de los cantantes ciegos.

Xoel López se dedica a lo mismo que su tío abuelo Florencio pero con menos dioptrías.

No presenta un disco, sino una carrera. En una época de fama efímera, de éxitos que dan la vuelta al mundo y cuando aún no han terminado de dárselo al pueblo y han olvidado a su creador, Joel permanece.

Hay una lógica formidable en su carrera y una música interior en sus canciones que hacen referencia a algo que requiere tiempo y carácter: "un sonido propio".