'Mi camino interior': la salvación en el movimiento

Sylvain Tesson, en cuyo libro se basa ‘Mi camino interior’, es un escritor y viajero francés. El protagonista de su novela, Pierre, cae al asfalto desde el octavo piso de una casa en una noche de borrachera. Mucho tiempo en coma y después una larga recuperación. Costillas y huesos rotos, una enorme cicatriz en la mejilla izquierda y, sobre todo, unas piernas que no iban a funcionar como lo hacían antes. Pese a ello, el personaje, encarnado por un buen Jean Dujardin, emprende una marcha a pie de 1.300 kilómetros por media Francia siguiendo lo que él mismo denomina una geografía alternativa. La película reconstruye esa marcha y utiliza el flashback para que el personaje recuerde vivencias pasadas y nosotros sepamos cómo era su vida antes del accidente.

 “Mi salvación estaba en el movimiento”, asegura el personaje cuando emprende la marcha que tiene algo de Werner Herzog cuando recorrió a pie la distancia entre Múnich y París para ver a Lotte Eisner, que estaba muy enferma. El destino de Pierre es distinto. No hay un destino, sino una superación de los fantasmas y los errores cometidos a través del movimiento salvador. El filme fluye bastante bien a través de fundir al individuo con el paisaje, aunque hubiera sido preferible menos recuerdo y más presente, más superación que rememoración.