El vino es uno de los grandes protagonistas de las comidas y cenas navideñas y la elección de un buen vino es clave para disfrutar correctamente de una agradable experiencia gastronómica. Tintos, blancos, rosados...hay una gran variedad de opciones y cada uno de ellos está indicado para una comida.

No estropees el menú con el que vas a despedir el año y toma nota de estas ideas que te convertirán en el anfitrión o invitado perfecto sin rascarte mucho el bolsillo y márcate un puntazo ante ese cuñado/a tan exigente en la cena de Nochevieja.

Vino tinto

Perfecto para todo tipo de carnes, embutidos, quesos o asados, especialmente aves y carnes rojas que acompañe. Tiene una gran variedad de opciones en función del grado de acidez o dulzor que prefieras.

Vino blanco

Para acompañar los mariscos y quesos que lucirán en nuestras mesas no puede faltar un buen vino blanco. Cristalinamente amarillo verdoso al ojo, afrutado en nariz y fresco, equilibrado y ligero en boca, no solo resulta ideal para hacer disfrutar de los entrantes sin pagar peaje, sino que también es el complemento ideal para carnes blancas o arroces.

Vino rosado

El compañero perfecto de tus aperitivos. Tan infravalorado como olvidado, un vino rosado es una opción altamente recomendable en tu bodega que te brindará versatilidad. Hablando de rosado, inevitablemente es hacerlo del sur de Francia, maestros en la materia. Mucho más rosado de lo habitual e indicado para tomarlo frío, es combinable con todo e ideal para alternar por su frescura, ligereza y matices altamente distintos al blanco o al tinto. 

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Vino espumoso

Las maratonianas comidas y cenas de Navidad también tienen su particular espacio de protagonismo para los vinos espumosos. Idóneos para el momento de los postres. O incluso los aperitivos, con una buena ensalada, por ejemplo.