J. M. Gutiérrez

La plaza de Azcárraga es uno de los espacios públicos con doble nombre. Para los naturales de la Ciudad Vieja fue siempre la plaza de la Harina, ya que en este lugar se efectuaba el tradicional mercado en el que se vendía tan preciado producto.

Durante siglos fue la plaza principal de A Coruña, hasta el punto de que acogió la sede del Ayuntamiento en varios de sus inmuebles. En el siglo XIX las convulsiones políticas motivaron que la plaza recibiese de forma alternativa los nombres de Real y de la Constitución, que no llegaron a cuajar entre los coruñeses. En 1896, el Gobierno municipal decidió dedicar el lugar al ministro de la Guerra Marcelo de Azcárraga, quien decretó la restitución a la ciudad de la sede de la Capitanía General. Tampoco esta denominación caló hondo entre los vecinos de la Ciudad Vieja, pero sí entre los del resto de A Coruña, ya que cuando el Ayuntamiento devolvió en 1937 a la plaza su antiguo nombre de la Harina, nadie cumplió la orden de cambiar las placas y en toda la documentación oficial se mantuvo la dedicatoria al general.

La vieja plaza comprendía todo el espacio entre el palacio de Capitanía y la calle Damas, pero tras la Guerra Civil se le dio el nombre de General Franco a la zona más próxima al edificio militar, que en la actualidad es llamada plaza de la Constitución. La fuente del Deseo y los magníficos plátanos que ocupan el centro de la plaza de Azcárraga fueron instalados en 1896, fecha en la que se remodeló esta zona, una de las de mayor atractivo de toda la Ciudad Vieja coruñesa.