Hartitos estamos de Margarita Salas. Es que pones la tele y no haces más que tropezártela. Desde que se puso de moda esta señora te la zampas te guste o no. Da igual que uno no quiera saber nada de ella porque te la meten por los ojos. Y si encima alguien te pregunta y dices que no la conoces o no te interesa quedas en ridículo. Ja. Ridícula es ella y todos los que están pendientes de sus tonterías.

Y claro, como sale tanto en la tele y se habla tanto de ella y se le da tanta importancia, resulta que ahora todo el mundo la imita y quiere ser como ella. Es el peligro del inmenso poder modelador que tiene la tele. Así que ahora todo el mundo quiere ser científico como esta discípula de Severo Ochoa. Ya sabes cómo es la gente. Como si sirviera para algo dedicar tu vida al estudio y la investigación, hacer publicaciones de gran relevancia científica y recibir un montón de premios de esos que se dan entre ellos todos los que se dedican a estas cosas raras. Vamos a ver, por mucho que la tele te coma el tarro con Margarita Salas por aquí y Margarita Salas por allá, hoy no se puede andar por la vida pensando que tiene alguna importancia presidir fundaciones, dirigir institutos de investigación, pertenecer a academias científicas españolas, europeas y norteamericanas o formar parte de la Real Academia de la Lengua para hablar como esas personas que hablan de forma correcta y aburrida.

Menos mal que Telecinco es una cadena responsable y seria. Está preparando un reality, Las joyas de la corona, en el que doce chicas y chicos van a ser reeducados sometiéndose a un exhaustivo plan de instrucción para refinar sus modales y mejorar sus cualidades para comportarse en sociedad. Podemos estar tranquilos porque irán a un centro dirigido por Carmen Lomana, y ella sí sabe lo que es importante y lo que necesitan los jóvenes de hoy.