Años ha, allá por los años noventa, TVE era una empresa poderosa que disponía de mucho dinero aunque no tenía un duro (solución al enigma: se podía empufar más y más, legislatura tras legislatura, sin que pasara nada). En aquellos años en los que las cadenas privadas daban sus primeros pasos y aspiraban a hacer sombra a la todopoderosa televisión estatal, acusaban a TVE de una curiosa forma de competencia desleal. TVE, decían, compraba todo lo que encontraba en el mercado audiovisual internacional (películas, series, formatos) y lo guardaba en un cajón porque no tenía tiempo material para emitirlo todo. Era un negocio ruinoso, pero conseguía lo que pretendía: que las privadas, más pobres, no pudieran competir comprando buenos productos internacionales, de forma que no conseguían robar audiencia a TVE, que así seguía acaparando lo mejor del mercado publicitario. Aquello estaba muy mal, es cierto, pero?

Pero es que acaba de salir la sentencia por la que un Juzgado prohíbe a Telecinco volver a emitir España pregunta, Belén responde o cualquier otro programa similar que plagie Tengo una pregunta para usted. Es que, ay qué emoción, TVE compró los derechos de este formato a la televisión francesa, así que no se permite que Telecinco le incruste a Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez para hacer su propia versión. ¿Están pensando lo mismo que yo?: si TVE comprara todos los derechos de todos los programas que hay en el mundo mundial y registrara todos los formatos nuevos que pudieran crearse en todo el universo universal por siempre jamás del espacio espacial... Telecinco no podría colocar a este par de dos en ningún sitio más. Nada de "Vázquez en tiempos revueltos". Nada de "Belén, cuéntame cómo pasó". Nada de "Los desayunos de Mermelada". Nada de "Informe estebanal". Nada de nada.

Esto saldría un poco caro, es cierto. Y estaría un poco feo, es verdad. Pero es que, compréndanlo, ellos empezaron primero.