No es una claudicación, es un reconocimiento puntual. Sigue sin gustarme el formato de El gran debate, que emite Telecinco la noche del sábado, pero en la pasada emisión el equipo hizo un esfuerzo, y les salió vistoso, manteniendo el interés por lo que pasaba en la calle, en las plazas de Madrid y Barcelona cuando miles de personas, agrupadas bajo el espíritu del 15M, del que hoy hace un año demostrando que sigue habiendo razones de peso para mantenerlo vivo, protestaban en pacífica reunión.

Jordi González no tiene buena prensa, incluso aquí ha recibido algún que otro latigazo, no por cómo hace lo que le mandan hacer sino por enfangarse en programas que atesoran perlas de aspecto tosco para consumo de sensibilidades poco cultivadas.

Aún así, reconozco su magisterio, sabe hacer lo que hace. El sábado pasado hizo un buen programa en el primer tramo. Conexiones en directo –tan sólo la web de RTVE mantenía una ventana de imagen fija enfocada a la Puerta del Sol–, invitados estudiantiles, los analistas de turno, con grata sorpresa por la presencia de Javier Ruiz, que presentaba Noticias Cuatro antes de que la emisora pasara a Mediaset, y reportajes sobre el movimiento de protesta, armaron una noche que, sin abandonar el sello del entretenimiento por la vía del encontronazo, supo mantener el interés.

Como hacía tiempo que no veía el espacio me sorprendió ver que María Antonia Iglesias, con independencia de sus opiniones, sigue exponiéndolas con una mala hostia proverbial. Y a Antón Losada. Sólo la pasta, supongo, me explica su presencia en ese moros y cristianos que tan bien coordina el señor González.