La Opinión de A Coruña

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El ‘streaming’ se agarra a los grandes títulos para salir a flote

Los optimistas creen que esta táctica hará posible invertir en riesgos; los realistas, que mina la creatividad

Plataformas de streaming. Eduardo Parra | PIM

En mitad de procesos de reestructuración y recorte de gastos, las plataformas de streaming parecen apoyarse más que nunca en marcas populares, en franquicias ya conocidas o por desarrollar. Es su respuesta a la incertidumbre sobre la recesión de la economía estadounidense; también, una forma de buscar la fidelización, aunque ni siquiera contar con marcas como Star Wars y Marvel evitó a Disney+ su primera pérdida de suscriptores (2,4 millones) en el último trimestre de 2022, algo que se tratará de corregir con secuelas de Toy story, Frozen y Zootrópolis.

Durante un tiempo, se creyó que el streaming iba a ser un paraíso de la pluralidad: un nuevo horizonte cuya amplitud permitiría escuchar voces inusuales y asistir al despegue de creadores que lo habían tenido difícil para consolidarse en las cadenas de cable, por no hablar de las generalistas. Sin embargo, noticias recientes empiezan a dibujar un paisaje más limitado.

A finales de enero, Bob Bakish, director ejecutivo del conglomerado Paramount, anunció que la cadena de cable Showtime y la modalidad premium de la plataforma Paramount+ pasarían a llamarse Paramount+ With Showtime, una fusión que supondrá seguramente despidos y que ya se ha cobrado víctimas en contenidos. Showtime ha empezado a sacar de su plataforma series interesantes, pero no masivas, como Kidding y Llegar a ser un Dios en Florida. Y ha preferido no estrenar la adaptación de Tres mujeres, celebrado libro de Lisa Taddeo sobre la sexualidad femenina, con Shailene Woodley como protagonista; finalmente será la cadena rival Starz la que la dé a conocer.

Tras convertir el neowéstern Yellowstone en franquicia de éxito, Chris McCarthy, el ejecutivo de Paramount que supervisa Showtime desde el año pasado, lidera ahora un plan para convertir otras marcas conocidas en franquicias longevas. Ya se han anunciado hasta cuatro spin-offs del drama financiero Billions: tendremos, no es broma, Millions (con treinteañeros aspirantes a magnates en Manhattan) y Trillions (historias ficcionadas de los más ricos del mundo), además de variaciones con sede en Miami y Londres; esta última suena redundante en un mundo donde existe Industry.

Por otro lado, el éxito más o menos sorpresa de Dexter: new blood, la serie (en principio) limitada que dio continuación tardía y un (en principio) final más satisfactorio a las peripecias del forense asesino, ha propiciado dos nuevos proyectos, una precuela sobre el personaje llamada (claro) Dexter: origins y una segunda Dexter: new blood, más centrada en su hijo Harrison. Todo guiado por Clyde Phillips, showrunner de la serie original entre sus primera y cuarta temporadas, las mejor recibidas.

Movistar Plus+ es hoy la plataforma española en la que pueden verse los títulos de Showtime, pero eso cambiará en parte con la próxima llegada de SkyShowtime, servicio de streaming que engloba material de, así es, Sky Studios y Showtime, además de Paramount+, Peacock, Universal y DreamWorks. Según fuentes de Movistar, “los clientes podrán seguir disfrutando de las series de Showtime ahora disponibles en la plataforma, así como de las nuevas temporadas que lleguen de las mismas [por ejemplo, la segunda de Yellowjackets, desde el 24 de marzo]”. Pero es de prever que las futuras nuevas series de Showtime lleguen a través de SkyShowtime.

Es rara la plataforma que no esté buscando marcas por extender y rizar en el tiempo. Además del universo alrededor de Yellowstone (o su creador, Taylor Sheridan, que nunca duerme y también les ha entregado Mayor of Kingstown y Tulsa King), Paramount+ cuenta con todo Star Trek tras llegar a un acuerdo con Amazon Prime Video para tener Picard y Lower decks en coexclusividad.

Tras las buenas audiencias de El señor de los anillos, Amazon apostará por universos de Tomb Raider y La lista final, el primero de ellos con una serie que escribirá la mismísima Phoebe Waller-Bridge (Fleabag). Además, será en Prime Video donde podrá verse a nivel internacional (salvando EEUU, Oriente Próximo e Israel) la primera serie de la saga John Wick: The Continental, sobre el famoso hotel para asesinos donde no se puede matar a nadie.

En Netflix (que acaba de cambiar su política de cuentas compartidas) no piensan dejar que el fenómeno Stranger things acabe en 2024 con la quinta temporada: en diciembre se reveló un primer spin-off en clave anime. Este año llegarán ramificaciones de La casa de papel (Berlín) y Los Bridgerton (La reina Carlota). Además, Netflix filma en el Reino Unido una (peligrosa, según cuentan los tabloides británicos) versión reality de El juego del calamar.

No se vayan todavía, aún hay más variaciones sobre temas conocidos: AMC+ será el lugar para ver futuras series de The walking dead como Dead City (Maggie y Negan en Nueva York), Daryl Dixon (el susodicho en Francia) y una por titular sobre Rick y Michonne. El mismo servicio de streaming aloja el Universo Inmortal de Anne Rice, basado en dos series de novelas, Entrevista con el vampiro y Las brujas de Mayfair, que acabaron interconectadas.

Los creadores y críticos más optimistas piensan en este laberinto de franquicias como esa cobertura que hará posible invertir en riesgos. Los más realistas se apenan porque guionistas con mundo propio se han de conformar con usar las franquicias como caballos de Troya para sus mejores ideas. Tiempos inciertos para la imaginación.

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