La Coruña se ha unido a las ciudades españolas que se esfuerzan en promocionar su indiscutible aliciente gastronómico y el privilegio de su buena mesa, cuyo prestigio nace de las reconocidas materias primas de su campo y de su mar. Desde hace años, se dice que la cocina gallega es la de los adinerados y la del Sur, la de la imaginación. Aquí no hacen falta artificios, ni primores postizos; todo se ofrece a cuerpo limpio para el alboroque. Julio Camba decía "yo quiero oler el bisté, masticarlo, saborearlo". Esto que no tiene realidad científica "es el arte del bisté". Uno de los grandes chefs internacionales, Arzak, aconseja que "hay que ir a la calle con ojos de cocinero". Y aquí puede comprobarse. En La Coruña, el aperitivo al mediodía o al atardecer en su ruta gastronómica, no solo sirve para medir que el apetito es la más estimulante terapia y el mejor antídoto contra la anorexia. La particularidad que se ofrece en nuestra ciudad, en sus calles, es que se puede contemplar la vida en todas sus variantes. La calle, aquí, es el mejor paisaje, el paisaje de la confidencia, donde la política y la cocina se asocian, se relacionan, se ocupan de todos los estados de la sociedad. En nuestra cocina, como en la política, los ingredientes son muchos y variados. Desde la restallante lubina, los percebes, vieiras, ostras, langostas, etc., hasta el popular pulpo, podemos compaginarlos con el lacón con grelos, en el que, como en la política, se han puesto de moda los chorizos ceboleiros que, en algunos casos, requieren el uso del colirio.

Otrosí digo

La nueva titular del PP coruñés, Beatriz Mato, en su camino en pos de la Alcaldía coruñesa, no descarta presentar una moción de censura antes de concluir la actual legislatura. La política, todavía conselleira de Medio Ambiente, recuerda a Tayllerand, que advertía: "Desconfiad del primer movimiento de un político; el primer movimiento es siempre generoso".