La Opinión de A Coruña

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Juan Tapia

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Joan Tapia

¡Ojo con Marine Le Pen!

La candidata populista ha logrado cambiar la imagen de extrema derecha de su partido y se acerca peligrosamente a Macron en la primera vuelta de las presidenciales

En 2017, Emmanuel Macron fue elegido presidente de Francia encabezando un nuevo movimiento político, La Republique en Marche, que define como una conjunción de socialdemócratas, ecologistas sensatos, centristas, antiguos radicales y liberales pragmáticos. En la segunda vuelta logró el 66% de los votos frente al 34% de la populista Marine Le Pen.

Para las elecciones de este año (la primera vuelta es este domingo), la convicción era que Macron y Le Pen volverían a enfrentarse en la segunda vuelta y que Macron ganaría con comodidad, pero con un margen menor. El poder desgasta, tuvo que afrontar la rebelión de los famosos chalecos amarillos (su nota bajó entonces del 5,5 inicial al 3,4) pero luego se recuperó, hasta el 4,4, porque la economía ha ido bien y se ha creado empleo. No obstante, sus críticos le acusan de pertenecer a la elite tecnocrática (antes de ser ministro de economía del socialista Hollande tuvo una brillante carrera en la banca) y de no entender el malestar social.

Las previsiones se están cumpliendo. Macron y Le Pen serán los dos candidatos que pasarán a la segunda vuelta del 24 de abril. Pero hay una novedad inquietante. Las últimas encuestas indican que Macron baja y que Marine Le Pen sube. Tras el inicio de la guerra de Ucrania (24 de febrero), Macron subió en las encuestas por su papel de líder francés que negociaba con Putin de tú a tú y que, de alguna forma, encarnaba la grandeur francesa. Entonces, llegó a tener en la primera vuelta un 30,5% de intención de voto frente al 14,5% de Marine Le Pen. El efecto bandera le aupaba.

¡Ojo con Marine Le Pen!

Pero las cosas se han torcido. La última y muy amplia encuesta de Le Monde, casi coincidente con el promedio de The Economist, le daba el pasado martes solo un 26,5% contra un 21,5%. De una diferencia de 16 puntos se ha pasado a otra de solo 4 en poco más de un mes. Y más preocupante la última de Le Figaro (diario conservador reticente a Macron) reduce esa ventaja a solo dos puntos (25% a 23%). No hay duda: Macron baja y Marine le Pen sube. Con el agravante de que el 29% de los encuestados por Le Figaro dicen que pueden cambiar la papeleta de voto o que (7%) no han decidido todavía. ¿Pueden cruzarse las curvas y Marine Le Pen ganar en la primera vuelta? No es lo más probable, pero lo que era imposible ya no se puede descartar. El propio Macron ha dicho, para movilizar a los suyos, que puede perder. Como le pasó, contra pronóstico, a Hillary Clinton con Trump. O en el referéndum del Brexit.

¿Qué ha pasado? Sintetizar es falsear. Pero los franceses han pasado de considerar la guerra de Ucrania como un problema mundial a un fenómeno perturbador que, con la subida del gas y de la cesta de la compra, perjudicaría a su bolsillo. ¿Con Macron contra Rusia, pero con Le Pen para proteger el bienestar? Es una exageración, pero Marine Le Pen, la tercera vez que se presenta a las presidenciales, ha logrado cambiar bastante la imagen de extrema derecha del partido que heredó de su padre. Ya no habla de salir del euro, mantiene su discurso contra la inmigración y prioriza el daño que a los franceses les está ocasionando el aumento de los precios. Parece haber conseguido (divorciada dos veces y separada una tercera) ser vista como una francesa más, lo que no era en el 2012 (extrema derecha) ni en el 2017 (antieuropea).

Y si Le Pen, aunque pierda el domingo, queda a muy poca distancia de Macron, al presidente se le podría complicar la segunda vuelta porque no está claro que los votos a los candidatos de izquierda como Mélenchon (16% en la primera vuelta) fueran a Macron como pasaba con la llamada “disciplina republicana”. Incluso algunos podían ir a Le Pen junto al 10% de los de Éric Zemmour, el otro candidato de la extrema derecha.

La simple posibilidad de una victoria de Marine Le Pen ya ha agitado los mercados financieros y la prima de riesgo de la deuda francesa ha subido. Además, el triunfo de Le Pen sería como el estallido de una potente bomba en la sala de máquinas de la Unión Europea.

Una amiga francesa-catalana, hija de un conocido republicano, me dice que La France d’abord (Francia primero), que recuerda el eslogan trumpista del 2016, es hoy el sentimiento que manda en muchos franceses. Esperemos que no sean mayoría.

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