Que quede bien claro, ni una más. Volviendo al futbol, ni una duda más sobre lo que nos ofrecerá nuestra selección. Han bastado 90 minutos para volver a tener un país emocionado con la posibilidad de ganar otro mundial, eso sí, sabiendo que, si hoy al finalizar el partido el resultado no es el esperado, volverán las dudas, las críticas. Por suerte para nosotros los que están en Qatar todo esto lo tienen claro. Mientras tanto en España seguiremos sonriendo con lo que nos cuenta el seleccionador en sus streaming, que por cierto el del viernes fue muy didáctico.

En el debut, vimos una España agresiva con y sin balón, cuando el juego estaba en tres cuartos de campo rival las acciones llevaban otra velocidad, con una intención dañina sobre la defensa costarricense desbordada en todo momento. No debe de ser fácil tener que defender tantos minutos y de manera tan continuada. La precisión en el pase del conjunto español acabó por desarbolar las ayudas de los jugadores ticos.

Sin balón vimos la seña de identidad que ha dado Luis Enrique a esta selección, una actividad con los jugadores cercanos inusual en cualquier selección, que nos permitía recuperar la pelota de manera inmediata, una de las tantas recuperaciones el penalti que dio paso al tercer gol.

La selección nos hizo disfrutar con el manejo de los diferentes ritmos de juego, quizá el principio táctico más olvidado y más difícil de entender. La de ritmo más pausado en el inicio cuando el balón pasa por Busquets, ese jugador que siempre sabe lo que hacer, un contacto, dos contactos, una conducción, ahora temporizando, ahora juego largo, ¡qué delicia! Y la del cambio de ritmo ofensivo cuando el balón pasaba por los chicos descarados que hacen jugar a esta selección con la alegría y la inconsciencia de la juventud. Bendita Juventud.

Ahora toca responder a las expectativas que se han creado. Y hacerlo contra una selección como Alemania, que históricamente ha sido un modelo de regularidad y fiabilidad. Ahí la labor del seleccionador está siendo fundamental. Podrá gustarte más o menos su modelo de gestión pero si algo ha conseguido es que a nivel interno creen en él, en lo que hace y cómo lo hace.

Sigamos soñando.