Opinión | Tú y yo somos tres

¿Seguimos con el cuento de la regia pareja feliz?

Acaba de analizar La Sexta columna (La Sexta) el papel de las revistas del corazón, en particular el ¡Hola!, como publicaciones influencers de la sociedad española, y han llegado a la conclusión de que blanquearon mucho a la monarquía.

Que en sus portadas, y en el brillo de sus páginas interiores, nos contaban El cuento del Rey campechano, un monarca casado felizmente con Sofía, un matrimonio amantísimo, rodeado de hijos deliciosos, y el pueblo, profundamente sugestionado ante tanta maravilla, gritaba emocionado “¡vivan los Reyes!” cada vez que la regia pareja salía de paseo por alguna provincia. Eduardo Sánchez Junco, propietario del ¡Hola!, advertía intentando esquivar toda responsabilidad influenciadora de su revista: “Nosotros nunca hacemos juicios de valor sobre nuestros protagonistas, eso se lo dejamos a los lectores”. Y el director de Diez Minutos, Vicente Sánchez, una revista más incisiva, menos complaciente, reconocía: “Estamos cerca del relato de las telenovelas, quizá sí”.

¡Ah! Tienen razón los de La Sexta columna. El papel couché ha rendido grandes servicios a la monarquía pintándola como si fuera el ejemplo de la perfección y la honestidad más absolutas. Pero se han quedado cortos. También insignes diarios, y canales de televisión —en particular los públicos— contaban con devoción el mismo cuento. Tenían —y siguen teniendo— una línea de seguimiento exclusiva de la Casa Real, y de sus regios viajes por el mundo. El relato suele ser más entusiástico que informativo. TVE, por ejemplo, emite los sábados el programa Audiencia abierta. No es un planteamiento analítico o investigativo. Es el NO+DO de la monarquía. En tiempos del virreinato de la Pujol’s family, TV-3 seguía el mismo camino.

De este análisis en La Sexta columna ha sido interesante una pregunta: “¿Cómo hubiera acabado el cuento de El Rey campechano si solo hubiésemos creído lo que contaba el papel couché?” ¡Ah! Si la hipnosis colectiva se hubiese mantenido, el traspaso de la corona no se habría producido, todavía. Aquí la pregunta que deberían haber planteado es otra: ¿se le está construyendo ahora al hijo, en la tele, en los medios, un cuento parecido? Dicen los monárquicos que padre e hijo son bien distintos. Ergo dibujar un nuevo cuento alrededor del hijo es el peor favor que le pueden hacer sus exégetas devotísimos.

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