Opinión | Tú y yo somos tres

Recordando ‘Entrevista con el vampiro’

En la novela de Anne Rice Entrevista con el vampiro, posteriormente llevada al cine por Neil Jordan, en un momento dado el vampiro, en tono sarcástico, le dice al periodista: “No te estoy dando lo que quieres, ¿verdad? ¡Tú lo que querías era una entrevista!”. He recordado esta secuencia porque a la periodista Ana Pastor parecía que le estaba pasando lo mismo.

Instalados en el jardín de un hotel de Punta Cana, sobre el césped, frente a frente, solo separados por una mesita, Ana Pastor entrevistó a Luis Rubiales (El objetivo, La Sexta). Laborioso cometido. Las preguntas que lanzaba la periodista, intentando indagar lo que de fraudulento hay en la ejecutoria del que fue presidente de la Real Federación Española de Fútbol, topaban con un Rubiales transformado en un frontón. Las devolvía en forma de mensaje único: “Nunca he pegado una mordida. Jamás. Todo es mentira”. Esto es lo que fue repitiendo, inalterable, mientras Ana Pastor se esforzaba por centrarle en todo lo que por vía judicial se le investiga. Llegó Rubiales a decirle que era una manipuladora. Ella respondió que lo único que hacía eran preguntas.

Y cuando abordaron el tema del beso, dijo que no fue nada, un piquito consentido, una euforia, y que “fue la señora Hermoso la que cambió luego su versión de lo ocurrido”. O sea, añadió la ruin mezquindad a su escapismo. Desde el punto de vista estrictamente televisivo hubo dos o tres instantes de tratamiento visual resaltable. Dividieron la pantalla en dos: en una mitad el rostro en primer plano de Rubiales, y en la otra mitad, Pastor. ¡Ah! Entrevistado y entrevistadora tratados con la misma relevancia, con idéntico protagonismo. Es un modelo de entrevista conocido: se llama star system. No le ha ido nada mal a Ana Pastor esta exclusiva: 9,1% de cuota de pantalla y casi un millón de espectadores. Su mejor dato desde noviembre de 2022,

Ayer por la mañana, en el programa Al Rojo Vivo, y por la tarde en Todo Es Mentira (Cuatro), Juan Rubiales, tío de Luis y exjefe de gabinete de la Federación Española de Fútbol, perfiló a su sobrino: “Está obsesionado por la erótica del poder. Le puede el dinero, el lujo y el sexo. Es mentiroso por naturaleza. No es inocente. Ha elegido el camino oscuro. Este chico necesita ayuda psicológica y un plan de reeducación”. ¡Ah! Su tío le ha hecho el retrato del que el propio Luis Rubiales, desde Punta Cana, intentaba huir.

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