LA PELOTA NO SE MANCHA

El Deportivo y su alfombra roja al fatalismo

Mackay ante el Castellón

Mackay ante el Castellón / LOF

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Muchos deportivistas estarán dándose golpes en el pecho o mirando al cielo buscando una explicación a tanta supuesta mala suerte, a esa maldición que les persigue. Quedará el lamento de lo que pudo haber sido y no fue. Ese gol de Iago Indias tras un rebote con el Castellón moribundo... Es una mirada lícita y que ofrece un abrigo que cualquiera se echaría por encima en un día así, pero no deja de ser también una visión cortoplacista y que, desde luego, no ayuda en nada a lo que debe buscar el Déporpara su futuro: vivir de lo que va a ser, no de lo que ha sido; ser un club triunfante, potente y con peso más allá de lo que le ofrece su gente de manera incondicional y sin reciprocidad. A veces la mejor manera de regatear al fatalismo, es no ponerle tantas alfombras rojas y en Castellón se cansó de extenderlas. Una y otra vez, una y otra vez. Su rival también, pero el Dépor se llevó la palma. Se cansó de darle vidas extra a un Castellón que parece tener el mismo justo cuajo que los coruñeses. Subirá. ¿Quién sabe? Nada está escrito y el mejor ejemplo fue el partido de Castalia. Eso sí, el rival no era un imposible, ni mucho menos, para un Deportivo que no dejó de buscarse su propia ruina durante los 120 minutos. Sí supo aprovechar el regalo tras el 2-0, sí salió de tú a tú en la segunda mitad y claro que los primeros minutos en la prórroga aportaron luz. Daba igual lo que hiciese, porque en cuanto cogía aire se disponía a cavar otro agujero para sí mismo. Para su desgracia el partido perseguirá a Mackay y a él es al que más le duele. Pero al sol no se le puede poner el dedo y creer que ya todo pasó. Cuarto año en Primera RFEF. La cura de humildad es profunda. Llegarán cambios a todos los niveles. Debe ocurrir. Lo que le ha pasado al Dépor tiene que ver también con cómo se ha fichado tanto para el vestuario como para el banquillo, con cómo se lidera en los despachos. Identidad, construir. No todo es mala suerte.