Agradecimiento tardío

Gracias a que me obligo a caminar, así pasé recientemente por delante del CEIP Sal Lence, en la Avenida de Oza en el tramo final ya hacia Casablanca, y además de admirar la decoración de la fachada con unos trazos de grafiteros experimentados con escenas escolares y una referencia a la Asociación de Padres de Alumnos, me picó la curiosidad para buscar información sobre el titular del centro, y por Wikipedia descubro la figura del prócer Jerónimo Sal Lence, nacido en Castroverde (Lugo) —algo había intuido ya porque el apellido Lence es muy de por allí—, médico militar, muy anterior a Franco, integrado en formaciones galleguistas, durante la república, que colaboran en la elaboración del Estatuto de Galicia. Pero mi agradecimiento va porque como médico oftalmólogo trató mucho el tema de las cataratas en la vista, y yo que estoy comprobando las mejoras de visión experimentadas tras las dos intervenciones, espaciadas, en mis ojos, le estaré siempre vitalmente agradecido más que por su amor a su tierra de origen —señal de bien nacido—, y por su carrera militar de servicio a los demás, sobre todo por su especialidad como cirujano de cataratas que tanto beneficio depara a los que somos afectados por esa dolencia.

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