El peligro neonazi no es cosa de bromas

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Finlandia es, como se sabe, el último país incorporado a la OTAN, para lo cual tuvo que renunciar a su estatuto de neutralidad, que tan bien le había servido durante la Guerra Fría.

La Alianza debe de estarle por ello eternamente agradecida a su ex primera ministra, la socialdemócrata Sanna Marin, quien se vio, sin embargo, “recompensada” por sus esfuerzos con la pérdida de las últimas elecciones.

Se formó entonces un nuevo Gobierno cuatripartito liderado por el conservador Petteri Orpo, del partido Kokoomus (Coalición Nacional) y del que forma parte el Partido de los Finlandeses (antes llamado “Los Verdaderos Finlandeses”).

Con una denominación tan excluyente, no hace falta decir que se trata de uno de esos partidos de extrema derecha a los que parece que tenemos ya que ir acostumbrándonos en Europa.

Pues bien, resulta que uno de sus ministros, concretamente el de Economía, un tal Vilhelm Junnila, es alguien a quien al parecer le gustan las bromas neonazis. Durante un acto electoral en el municipio de Raisio, a Junnila se le ocurrió alabar al representante local de su partido por aparecer en la lista con el número 88, que él mismo había llevado en las pasadas elecciones de 2019.

“Felicidades por ese estupendo lugar en la lista. Sé que el 88 es un número triunfador”, le dijo Junnila a su correligionario entre las carcajadas cómplices de los allí reunidos.

El número ocho es el que ocupa la hache en el alfabeto latino, y la cifra 88 — es decir dos haches— corresponde, como sabe cualquier neonazi, al saludo Heil Hitler .

No era, sin embargo, la primera vez que Junnila hacía comentarios relacionados con esa cifra.

Ocurrió también, por ejemplo, en 2019, cuando intervino en un acto organizado por la Alianza Nacionalista en memoria de las víctimas de un atentado con arma blanca.

A aquel acto, significativamente titulado, en alusión al saludo fascista, “Flower 188”, asistieron numerosos neonazis.

Cuando, a raíz de su entrada en el nuevo Gobierno de Helsinki, la emisora Euronews informó de ello, el político ultra intentó relativizarlo en la red social Facebook, explicando que eran cosas pasadas y que había hecho más de una vez chistes que, vistos con mirada retrospectiva, eran más bien “tontos”.

El ministro de Economía no es el único miembro del partido de Los Finlandeses que defiende tesis o frecuenta medios claramente de extrema derecha.

Así, la nueva ministra del Interior, Mari Rantannen, escribió en su cuenta de internet: “No debemos ser tan ingenuos (sinisilmäinen) como para creer que pronto no vayamos a ser los únicos con ojos azules” (1).

Cuando el diario Iltalehi le preguntó si defendía la teoría conspirativa, muy popular entre la extrema derecha, conocida como “la gran sustitución” según la cual la población blanca y cristiana está siendo reemplazada por no europeos, la ministra dijo que se remitía simplemente a las estadísticas.

“Basta fijarse en el cambio demográfico que ha registrado en Suecia para entender que hay que evitar que ocurra lo mismo en Finlandia”, afirmó.

Por si fuera poco, el nuevo presidente del Parlamento de ese país miembro de la OTAN y de la UE, Jussi Halla-Aho, también del partido de Los Finlandeses, es un bloguero y redomado neonazi cuyos escritos racistas e islamófobos inspiraron nada menos que al terrorista noruego Anders Breivik, condenado en su país por el asesinato de 77 personas, en su mayoría jóvenes, en 2011.

Decididamente, el peligro neonazi no es cosa de bromas.

(1) En finlandés “simisilmäinen” igual que en alemán “blauäugig” significa “de ojos azules”, pero también ingenuo, lo que permite ese juego de palabras.

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