Hoja de calendario

Penoso automatismo judicial

Antonio Papell

Antonio Papell

La grave crisis institucional que afecta a la Justicia, por la obsesiva negativa de los conservadores a cumplir la ley y renovar el Consejo General del Poder Judicial, ha sacado aparatosamente a la luz la grave fractura ideológica de la propia judicatura. En cuestiones políticas o concomitantes con ellas, la alineación de los jueces en las dos categorías consagradas, conservadores y progresistas, es escrupulosa y estricta, sin la menor concesión a la improvisación o a la sorpresa. Tanto en el CGPJ como en el TC, las votaciones se ganan o se pierden automáticamente con asombrosa monotonía y de la misma manera, según sea el equilibrio interno.

Ya sé que este fenómeno solo ocurre en la cúpula judicial y que cada juez de los miles que administran justicia en este país decide en la soledad de su despacho con el único criterio que el que le dicta su propia conciencia. En otras palabras, los ciudadanos podemos estar en este sentido tranquilos. Pero es inquietante que esta corporación, que pretende ahora autodeterminarse y elegir directamente a sus representantes en el CGPJ, demuestre una politización tan indisimulada. Yo no sé si habrá lawfare en este país, pero desde luego lo parece.

Conviene añadir que, en efecto, la crisis tiene un origen político, ya que es el PP el que se obstina en no perder su posición mayoritaria de privilegio. Pero hay que añadir acto seguido que esto no ocurriría si los jueces se hubieran negado en redondo a aceptar esta situación. Una dimisión en bloque, siguiendo la estela de Lesmes, hubiera zanjado el despropósito. En definitiva, también la corporación judicial es responsable de lo que pasa.

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