Portarse bien fuera de casa

Politóloga

Parecía que se abría una salida al bloqueo de la renovación del CGPJ al terminar la reunión entre el comisario Reynders, el ministro Bolaños y el diputado Esteban Pons. Un principio del fin que por lo menos va a durar dos meses de negociaciones, una intermediación que ha herido el orgullo patrio de muchos españoles que les parece vergonzoso, intolerable y una humillación que se tenga que negociar fuera de nuestro territorio y con un tercero supervisando. Yo no sé si se dan cuenta que llevamos cinco años sin ser capaces de salir de esa situación. No sólo achacable a los partidos políticos, sino a los propios miembros del CGPJ que no se han levantado de sus sillones y marchado a su casa, y a las asociaciones judiciales que tan ofendidas se sienten en otros asuntos, no han estado tan beligerantes ante un bloqueo que paraliza la organización y nombramientos de su propia administración.

Si necesitamos de un tercero para llegar a un acuerdo, aunque Feijóo no va a poner las cosas fáciles como dejó ver en sus declaraciones a las pocas horas, pues bienvenido sea. Cuando la oposición ha hecho de este asunto uno de los argumentos principales de su proyecto, dar pasos atrás públicamente sin que se vea como una cesión ante un gobierno, que descalifica un día sí y otro también, no es tarea fácil. El PSOE que sigue manteniendo como más pegado a la soberanía nacional el método de elección de los miembros que regula la Ley Orgánica del Poder Judicial en su reforma de 1985, cuando tenían 202 diputados, no bajará de ese principio. Pero lo que está feo es marear fuera de casa, porque nosotros estamos más acostumbrados a nuestras miserias. Si se ha articulado esta mediación, a propuesta del PP, a las pocas horas no podemos volver con la consigna de si no hay reforma no hay renovación. Reynders al que le queda poco de mandato efectivo, porque en cuatro meses votamos en las elecciones europeas, no sé si aguantará la política de escaparate de nuestro país. Y si de esta no sale la renovación de los miembros del CGPJ, no es que ya unos partidos no se fíen de otros, que es la máxima con la que operamos ahora, sino que los ciudadanos no se fiaran de nadie. Igual es también lo que se buscando, romper todo que ya lo arreglaré yo. Eso no sale bien, Cataluña 2017 o la Unión Europea en la crisis económica del 2008 que aún estamos pagando las consecuencias. Mientras a la gente de a pie echan de sus trabajos, los levantan de sus sillas con más bien pocas explicaciones, hay un grupo de privilegiados que no se sienten concernidos por la ley, pero con potestad de dar lecciones. Reynders, en ti confiamos nuestro destino.

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