Shikamoo, construir en positivo

“Zorra”, ¿literalidad o crítica social?

José Luis Quintela Julián

José Luis Quintela Julián

Les vuelvo a saludar, queridos y queridas, en este tiempo de Carnaval. Les puedo asegurar que, si hay algo que no soy, es precisamente eurovisivo. Aún así, recuerdo con cariño aquellos tiempos en que tal festival era el gran acontecimiento social del momento, retransmitido cuando la televisión era sólo la pública con dos cadenas, cuando pronunciábamos con macarrónico acento el “Royaume-Uni”, el “two points” y otras tantas expresiones que siguen muy presentes como recuerdos vivos de la infancia... . Luego el evento fue decayendo, no siendo hasta mucho más tarde cuando resurgió de sus cenizas. Pero aquellos tiempos y muchos de sus protagonistas ya no están. Desde entonces hasta ahora mucho ha llovido y tanto nosotros como el Festival hemos ido cambiando y la verdad es que permanezco ajeno a todo ello hace muchos años...

Aún así, oigan, este año he buscado la letra de la canción que parece que representará a España en el Festival, debido a la gran polarización que la misma produce en el público, y la polémica generalizada sobre la misma dentro y fuera de nuestras fronteras. Así las cosas he preferido ir directamente a la fuente que sólo leer las críticas, y en esta columna les ofrezco mi punto de vista. Ya saben: úsenlo, tómenlo, critíquenlo, concuerden con ello o, directamente, dejen que fenezca cuando la frescura de esta edición del periódico no sea tal... Es solamente mi contribución, una más, que generosamente pongo sobre la mesa. Ya me contarán ustedes cuál es su punto de vista...

Pero, para contarles qué me parece la canción, les hablaré antes de un libro. Es “Planilandia”, de Edwin Abbott Abbott, escrito en 1884. Novela satírica que carga directamente contra el modelo de jerarquía social imperante en la época victoriana, estos días lo leemos en el Club de lectura científica del IES Agra do Orzán, como me parece que ya les había contado alguna vez. Y, ¿saben qué? Pues que observo que la fina ironía del autor, un adelantado a su época en diferentes sentidos, no es fácilmente captada siempre por todas las personas, por lo que a veces es necesario avisar de ello y hasta hacer hincapié en tal cuestión. Y es que este clásico de la ciencia-ficción no deja a nadie indiferente, pero de tal forma que una parte de sus lectores lo encuentran profundamente irreverente. Pero... ¿cómo puede decir alguien que el cerebro de las mujeres es inexistente y que, por tanto, de ellas no se espera que piensen? Pues fíjense, esto se escribe literalmente en la novela, queriendo decir exactamente lo contrario. En clave de crítica social, Abbott identifica las diferentes clases sociales con polígonos de diferente número de lados, donde la regularidad es la excelencia y la irregularidad la barbarie, siendo las mujeres únicamente líneas rectas, como límite del triángulo isósceles cuando su ángulo impar y su base tienden a cero. Del mismo modo, cuanto mayor es el número de lados de tales polígonos, mayor es su grado de perfección, que alcanza su expresión más sublime en el círculo, interpretado como el límite de una figura regular de n lados cuando tal número tiende a infinito. Toda una construcción bien montada para denunciar las diferencias, no para consolidarlas ni para fomentarlas. Para, de forma brillante, ponerlas sobre la mesa y, de alguna manera, desmontarlas.

Pues algo parecido me ocurre con “Zorra”, después de tal lectura atenta de su letra y sin conocer ni a sus intérpretes ni a sus autores, más allá de una mínima reseña en un par de publicaciones. Creo, sinceramente, que se trata de crítica social, y nunca de literalidad. De llamar la atención sobre el “sambenito” que se le cuelga a una chica cuando se expresa libre, o toma para sí actitudes y formas de actuación clásicamente reservadas a los chicos. Y es que si un chico liga mucho, ya saben, es un “campeón”. Pero si la tostada es la contraria, y es una chica la que tiene tal actitud, entonces... ¿cómo le sigue llamando aún, a pesar de los pesares y de los esfuerzos educativos, una importante parte de la población? Bueno, al título de la canción me remito... Creo que cuando el relato en primera persona se adjudica tal apelativo lo hace como tal crítica a la sociedad, como forma de denunciar el doble rasero que expresa, claramente, una también doble moral asociada. Algo pernicioso para la sociedad y visiblemente injusto...

¿Qué les parece? ¿Lo han sentido y entendido así? Yo les reitero que, por mi parte, sí. No puedo entender que haya alguien que piense que se trate, por el contrario, de la asunción literal de tal calificativo que, por supuesto, no debe ser empleado nunca para hablar de una persona. Por eso no veo que atente contra los derechos de las mujeres sino que, al revés, le da una vuelta a tal lenguaje poco adecuado para llamar la atención sobre lo que aún se sigue empleando, hoy, para denigrarles. No veo ni la polémica ni el problema. Otra cosa, claro está, es que sea una canción bonita o no y que sea la adecuada o no para representar al país en tal certamen. Pero en eso permítanme que no me meta, porque ni mi opinión es precisamente la más ilustrada ni puedo aportar nada más que mi estricto e irrelevante gusto personal... Eso ya es... harina de otro costal...