Opinión | EDITORIAL

Murales de Lugrís en A Coruña: un patrimonio que no se puede perder

Mural de Lugrís en la bóveda del antiguo restaurante Fornos.

Mural de Lugrís en la bóveda del antiguo restaurante Fornos. / Irene Molina

La Xunta de Galicia ha movido ficha y ha formalizado ante el administrador concursal una oferta para hacerse con los doce frescos que Urbano Lugrís (A Coruña, 1908-Vigo, 1973) creó en el que en tiempos fue el restaurante Fornos, en la coruñesa calle Olmos, y que hoy no es más que un inmueble ruinoso que hace temer que esa obra pictórica se pueda perder para siempre si no se actúa con cierta urgencia.

La intención de la Consellería de Cultura es hacerse con las obras, realizadas en 1951 y trasladarlas al Museo de Belas Artes. De este modo se podría garantizar la integridad de estas piezas.

Además, esta iniciativa ya cuenta con el respaldo del Ayuntamiento coruñés, que considera una buena noticia que la Xunta se comprometa en la restauración y preservación de los murales del bohemio pintor herculino. Para el Concello, es importante la implicación del Gobierno gallego ya que cuenta con la capacidad técnica y con los medios necesarios para acometer la tarea de preservación y traslado con las garantías necesarias, tal y como hizo en su momento Abanca con la obra Vista de A Coruña 1669, que se instaló en la oficina principal del banco en la ciudad herculina tras finalizar su traslado desde el local de la calle Real en la que se encontraba. Una operación muy complicada y que supuso tener que cortar en piezas la obra de más de nueve metros de largo por 2,40 metros de alto y con un peso total de más de cuatro toneladas.

Sin embargo, Inés Rey difiere del método elegido por la Xunta para hacerse con las obras ya que, en su opinión, “la mejor opción” pasa por declarar estos murales Bien de Interés Cultural (BIC). Y es en este punto en el que entra de nuevo en juego la falta de unidad de criterio entre los gobiernos local y autonómico: mientras la Xunta insiste en que está pendiente de que el Concello le envíe la documentación prometida para evaluar si hay que iniciar el procedimiento de declarar BIC las obras, desde el Ayuntamiento se insiste en que el Ejecutivo gallego ya cuenta con la documentación necesaria para acometer la declaración. Y de este bucle no salen.

Se haga por el método que se haga, la ciudad no se puede permitir el lujo de seguir perdiendo un patrimonio tan importante y representativo como estos frescos.

Son demasiadas las obras de Lugrís que han terminado en manos privadas por la inacción de las administraciones. Y eso en el mejor de los casos, ya que también son incontables las que se han perdido para siempre debido a la falta de interés de los propietarios de los inmuebles que las albergaban, ya fueran tabernas o iglesias, porque Lugrís siempre destacó por aceptar trabajos que no le dieron la mejor fama política pero sí para comer caliente, por eso pocos se pueden extrañar de que terminara siendo el encargado de decorar algunos camarotes del yate de Franco, el Azor.

A estas alturas ya nadie duda de la trascendencia de este artista, por eso no se entiende que, en buena medida, haya tenido que ser la iniciativa particular de un grupo de entusiastas de la Asociación Cultural O Mural y el colectivo In Nave Civitas la que haya puesto a la Xunta y al Concello sobre la pista del posible estado de abandono de los murales del viejo Fornos. A ellos hay que agradecerles que A Coruña y Galicia no pierdan este patrimonio artístico ya que, por desgracia, sin sus constantes denuncias y actividades seguro que nadie se acordaría, a día de hoy, de esas obras que ahora todos consideran tan importantes.