Opinión

La era de la autenticidad

Nada, absolutamente nada, será tan valioso a partir de ahora como lo auténtico. Eso es lo único que no podrá ser imitado. Y si no, que se lo expliquen al señor que ingresó 25 millones de dólares a un grupo de estafadores, que simularon con inteligencia artificial, en directo, una videollamada con su jefe. Da miedo y a la vez es apasionante. Dicen que si te llama por teléfono un número desconocido, lo mejor es no decir nada porque es probable que algún delincuente intente clonar tu voz, para luego llamar a tu madre y pedirle lo que sea. Estafas aparte, la inteligencia artificial en directo me parece una fantasía. Poder cortar con tu pareja en una larga y aburridísima videollamada en la que nunca estuviste o hacer que Siri descuelgue el teléfono y lleve a la locura a cualquiera que llame con información comercial. Las posibilidades son infinitas.

Pero volvamos al principio de mi artículo: nada será tan valioso como lo auténtico. ¿Pero qué será considerado auténtico, si es imposible demostrar que lo es? ¿Si no vemos que lo es? ¿Si no sentimos que lo es? El mundo se está convirtiendo en Matrix y me da la sensación de que lo único que va a ser auténtico de verdad será lo que ingerimos en nuestro cuerpo y lo que sacamos después. Podremos pasear con gafas de realidad virtual por todo el mundo y no distinguiremos un bosque real de uno falso. Alteramos todos los sentidos. La vista y el oído son los más evidentes. Nos queda el olfato y el gusto para disfrutar de la comida. ¿Y el tacto? Pronto tendremos asistentes como Siri o Alexa con cuerpos de silicona que parecerán reales. Nos tocarán, pero no serán auténticos. Aunque algo me dice que no nos importará. La comida es lo único que nos salvará. Que nos recordará que somos humanos y que nos conectará con nuestro ser el día que todo colapse. Porque es evidente que esto va a pasar. La historia se repite, la Edad Media está a la vuelta de la esquina y, en un futuro lejano, alguien se preguntará cómo narices hicimos todo lo que hicimos. Se harán muchas preguntas y encontrarán pocas respuestas. Porque toda la información estará en una nube virtual que habrá desaparecido.

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