Opinión | La hoguera

Está mal lo que está bien

Durante las últimas semanas he tratado de desentrañar una de las cuestiones éticas más endiabladas de nuestro tiempo y todavía no me ha quedado claro si está bien o está mal informar sobre cuestiones de posible corrupción o delito fiscal que afectan a los cónyuges y familiares de los cargos públicos. ¿Se puede? ¿Se debe? ¿Está bien o está mal?

Se ha dicho que está mal, y se ha dicho con una contundencia que hace suponer que es cierto, informar de las reuniones de Begoña Gómez, cuyo único pecado es ser la esposa de Pedro Sánchez, con directivos de empresas que más tarde recibirían el favor de los fondos públicos. Y se ha dicho que está bien, con la misma contundencia, informar sobre los presuntos delitos fiscales que cometió Alberto González antes de ser la pareja de Isabel Díaz Ayuso, dado que la presidenta de la Comunidad de Madrid vive ahora en un piso propiedad de su novio, y esto es gravísimo.

Dado que la ética tiene que ser un sistema universal, lo que significa que podríamos aplicarla en todas las situaciones de nuestra vida activando las mismas preguntas, intento colocar en la balanza todas las pesas. Tal vez porque yo no soy un filósofo y a Kant no lo he vuelto a leer desde que era estudiante, fracaso. En mi descargo diré que todo lo que sale en el periódico está destinado al olvido, a diferencia de lo que dicen nuestros políticos, que queda registrado en los anales de la sabiduría.

Merece la pena por tanto que los paganos escuchemos a los sacerdotes: esas personas que, debido a su demostrada sabiduría, capacidad crítica y altura intelectual, ocupan hoy puestos de responsabilidad institucional. Por ejemplo, Yolanda Díaz, tal vez la mujer más sutil y culta sobre la faz de la tierra.

Julia Otero aprovechó el privilegio que supone poner a la ministra Díaz ante el micrófono y se lo preguntó: ¿Está bien o está mal? Y Yolanda Díaz fue tajante: está mal, es intolerable y además peligroso, porque corroe nuestros principios básicos y atenta contra la convivencia. Perfecto, estamos encaminados. A continuación le preguntó Otero si eso afecta también a la presidenta de la Comunidad de Madrid y su novio, a lo que Yolanda Díaz respondió que no solo está bien informar de ello, sino que es necesario, porque no hacerlo es intolerable y además peligroso, pues corroe nuestros principios básicos y atenta contra la convivencia. No sé a vosotros, pero a mí me quedó todo claro.

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