Opinión | La hoguera

Emma confunde a Ibán

En un programa de la tele que presenta Ibán Padrón conectaron con una experta en salud mental, Emma Colao, directora del Observatorio de Derechos Sociales de Canarias, para indagar en el impacto en las bajas laborales provocado por la escasez de psicólogos en la sanidad pública canaria. En la pantalla gigante del plató se vio claramente a la invitada, Emma Colao, inconfundiblemente mujer e inconfundiblemente experta en asuntos de salud mental. Calva y con una sombra de barba en el mentón, con su voz masculina y su ropa como del piso de arriba de El Corte Inglés, Emma se disponía a ilustrar al público canario sobre la cuestión, pero Ibán Padrón creyó que era otra persona, ¡nos hemos equivocado de invitado!, y sin oír las palabras de Emma Colao (“¡soy yo, soy yo!”) dio paso a la mesa de debate. Luego, desde allí, recuperó luego la conexión con Emma Colao. Ibán explicó que en el plató habían visto a otra persona y no a la evidente experta, que nuevamente aparecía en pantalla y a la que saludaba poniendo énfasis en su nombre: Emma. Pero la experta no se lo tragó: “No se han confundido de persona, se han confundido de género”, sentenció, y cortó la conexión tras confesar que ella no quiere fingir.

Desde luego, Emma Colao no quiere fingir. Si fingiera, entonces llevaría peluca, tal vez se maquillaría un poco y seguro vestiría con ropa femenina, pero no. Ella es transparente y sincera: una mujer con voz, aspecto y vestimenta de hombre. Lo mismo, exactamente, que Ibán Padrón: la mujer que se confundió. Es lo que yo me preguntaba viendo el programa, ¿cómo pudo confundirse Ibán Padrón cuando ella misma, con su barba cana, su americana y su cabello de galán de cine es, a todos los efectos y de forma resplandeciente y clara para mí, una mujer? ¿Acaso los hombres presentes en la mesa de debate, como ese señor de bucles dorados, pendientes y blusa, no se habían dado cuenta de la clamorosa realidad de que dos mujeres poderosas habían chocado en antena? ¿Acaso quienes atacan a Ibán Padrón no son conscientes de que, para defender a una mujer están atacando a otra?

La sociedad no avanzará hasta que dejemos de juzgar a los demás por su aspecto. ¿Cómo podemos seguir, en pleno siglo XXI, tratando por ejemplo como policía a un señor con porra, placa y uniforme sin preguntarle antes si se siente policía o charcutero? ¿Cómo podemos ser tan ciegos, tan insensibles?