Opinión

Miami

Los tatuajes los carga el diablo. Os tengo que reconocer que yo me hice dos en momentos cruciales de mi vida, pero ninguno relacionado con el amor. Con el amor humano quiero decir. Uno para recordar a mi perra Piper y otro de índole más espiritual. Y me alegro mucho de no haber tomado en su momento la drástica y errónea decisión de tatuarme algo relacionado con ninguna relación amorosa. Son muchas las personas que lo hacen y luego se arrepienten. Cuando están con el subidón de la NRE se tatúan corazones en el culo o cupidos en el pecho. Por si no lo saben, la NRE (New Relationship Energy) es el término que se utiliza ahora para denominar las emociones asociadas al inicio de una nueva relación romántica o sexual. El subidón de amor de toda la vida. Aquel momento en que puedes pasarte 24 horas con esa persona encerrada en una habitación de hotel. Pues justo en ese subidón, es cuando algunos se tatúan el nombre de su pareja donde haga falta.

Y si no, que se lo digan a Laura Escanes, que ha lucido durante años el tatuaje de la palabra Mía, que la unía sentimentalmente y tóxicamente a Risto Mejide. Mía. ¿Puede haber una palabra más tóxica para referirse a una relación de amor? En fin. Laura, que es muy lista, le ha dado la vuelta a la tortilla y en lugar de borrar su tatuaje, lo ha transformado. Donde ponía “Mía”, ahora se puede leer Míami. No sé si será un fake o no, pero vamos a creer que es cierto y seguimos. Porque lo interesante de este tema es ver como las personas inteligentes no intentan borrar el pasado. No podemos eliminar a los amores de nuestra vida como si no hubieran existido. Hay una película maravillosa llamada Olvídate de mí que trata precisamente de esto. En un futuro no muy lejano, puedes borrar de tu cabeza relaciones que te han hecho daño. Parece una maravilla hasta que te das cuenta de que sin recuerdo no hay aprendizaje. Los protagonistas se encuentran una y otra vez, repitiendo su tóxica relación eternamente. No conozco a Laura Escanes de nada, pero mi intuición femenina me dice que ha llorado mucho mirando ese Mía tatuado en su brazo y que ahora sonríe cada vez que lee Míami. Y de eso se trata. Convierte la mierda en oro. Tira palante, ponle un poco de humor y ya lo tienes.

Suscríbete para seguir leyendo