Opinión

Dar cera, pulir cera

Las encuestas siguen dando un crecimiento lento pero imparable al Partido Popular y un retroceso débil pero continuado al PSOE. Demostrando también que nos estamos volviendo más bipartidistas, y aunque Vox ha frenado su caída, hay mucha transferencia de voto al PP y que Sumar lo hace de la M30 hacia dentro, necesitado de las confluencias que ha ido perdiendo o abandonando.

Siempre ocurre algo que frene la iniciativa del Gobierno, ya la propia investidura fue un momento difícil de digerir, aunque luego se vería la verdadera complicación de negociar con un líder apartado de la política nacional, por mucho que la siga en plasma, y un partido en crisis como Junts.

Lo que tampoco se preveía tan de inmediato era la ruptura con Podemos o el cambio de rumbo de En Comú Podem, que rompe la legislatura catalana al no aprobar los presupuestos ni de la Generalitat ni del Ayuntamiento de Barcelona. Será muy inestable gobernar con el apoyo de los independentistas, pero hasta el momento han cumplido con el acuerdo, no podemos aventurar qué hubiera pasado en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado porque las elecciones anticipadas catalanas han vuelto a llevar el comienzo de la legislatura a junio. Y aquí, es el equipo de Ada Colau el que ha roto la baraja.

La campaña de la izquierda en las elecciones generales de julio era parar el posible gobierno de la derecha más la ultraderecha que ponía en riesgo los avances sociales ganados en la última legislatura. Ocho meses después, es la izquierda a la izquierda del PSOE la que rompe ese proyecto común de futuro inmediato, mientras miramos si Junts o el PNV son lo suficientemente progresistas para acordar algunos proyectos de ley.

Si el comienzo de la legislatura ya era una pista con seis platillos que girar a la vez, ahora la atención a todos los frentes ha provocado la parálisis. El Partido Popular ve en los datos sobre intención de voto una ratificación de la estrategia elegida. La movilización máxima de sus gobiernos territoriales, ayer reunidos en el Senado ofreciéndole una tribuna a Pere Aragonès que no favorece al presidente Sánchez, y el caso Koldo, estirado hasta sus más tangenciales implicaciones, va a intensificarse.

A la defensiva, el PSOE ha decidió contestar al tono bronco del PP, no con el mantra de gestión y prudencia de la legislatura pasada, sino remangándose la camisa por igual. Tiene el problema de colocarse siempre como respuesta y te aleja de la iniciativa en la agenda pública que es desde donde se lidera. Entrar en el marco de la oposición, devolver todos los golpes hace que ellos lideren, y para eso no se movilizó a la mayoría alternativa el último verano.