Opinión | Shikamoo, construir en positivo

Del galego, de Ferrol y de su Gobierno Local

Hay polémica en la ciudad departamental, queridos y queridas. Y, desde mi punto de vista, no es para menos. Y la hay a partir de la publicación, hace escasos días, del anuncio por parte del Gobierno Local de la Plaza de Armas de que en todos los procedimientos de licitación que se iniciasen y que normativamente tuviesen que ser objeto de publicación, la totalidad de los documentos que conformasen el expediente se redactarían únicamente en castellano. Una medida que no ha dejado a nadie indiferente y que, como les digo, ha levantado mucha polvareda. Tanta que, afortunadamente, desde la instancia promotora de tal medida se han apresurado a decir “donde dije digo, digo Diego”, ante el estupor previo de la Oposición y de muchas entidades culturales y de defensa del patrimonio lingüístico de Galicia. Algo que, por supuesto, les honra porque de sabios es rectificar... Pero hay que matizar...

Y es que, miren, todo ello surgió a partir de la puesta en marcha de supuestas acciones para la “simplificación y agilidad administrativa”, que ahora explican que tenían únicamente un carácter puntual. El “chocolate del loro”, vamos, en una entidad local cuyo bloqueo y escasa capacidad de acción y organización trasciende los colores políticos, y que viene ya de hace mucho tiempo. Y es que no es el galego el problema de Ferrol, sino otros muchos mimbres enquistados, siendo la mayoría de ellos de ellos complejos y, todo hay que decirlo, de difícil respuesta y más difícil aún resolución por parte de la Corporación de turno... Ferrol, aparte de un entorno muy bonito, un pasado económico, industrial y social boyante, y un catálogo de edificios modernistas que quita el hipo en un ensanche que fue vanguardia y progreso, apunta problemas estructurales muy poliédricos, desde muchos puntos de vista incluyendo el económico, el social —especialmente complejo— o el urbanístico, cuya solución ni es de idea feliz ni depende de los cuatro duros que uno se ahorre no publicando las cosas en galego...

Pero el propio hecho de explicar que la publicación en nuestra lengua más propia implica un presuntamente extraordinario esfuerzo de traducción, así como los encontronazos previos con el galego por parte de tal Gobierno Local, visibiliza una mala convivencia del consistorio con esta maravillosa lengua cooficial patrimonio de las y los gallegos. Algo que tampoco debería sorprendernos mucho, porque es verdad que en Ferrolterra las cosas de la lengua están bastante polarizadas, y que hay muy grandes capas de población bastante alejadas del galego, muy refractarias a él y mucho más próximas al castellano. Pero esa no es nunca justificación para que una Administración Pública con competencias en cultura, como es un Gobierno Local, no sea precisamente garante máximo y acicate convencido de nuestro patrimonio cultural, lingüístico y social. Que un Gobierno Municipal desista, aunque sea puntualmente, de expresarse públicamente por escrito en nuestra lengua propia es una disfunción y una renuncia a esa tarea, lo cual a mí también me parece que no es de recibo. Es más, entiendo que es intolerable.

Por eso, repito, me alegro de que el grupo hoy en el Gobierno Local en Ferrol haya dado marcha atrás, plegado velas y se haya sometido a la evidencia de que estaba “metiendo el zueco” en tal cuestión. En fin, bien está lo que bien acaba, claro que sí, pero pido atención a los navegantes porque me parece que todo este goteo de entuertos entre tal Corporación y el cómo expresarse y en qué idioma responde a una cierta falta de asunción previa de su perentoria obligación como gestores de lo público en Galicia de cuidar expresamente el galego, idioma en evidente riesgo de retroceso. Algo que no debería ser graciable ni depender de la afección o desafección por el galego de los gestores, o de sus problemas de bloqueo administrativo o incluso de índole económica. Es algo que ha de formar parte del corpus más básico de ideas asumidas cuando uno llega a una determinada responsabilidad en tal tipo de administración aquí, sin vuelta de hoja.