Opinión | Inventario de perplejidades

Efectivamente, 23 años dan para mucho

Veintitrés años dan para mucho, si uno anda vivo y no se descuida. Este 16 de abril de 2024, por ejemplo, ya llevo arrancadas las cuatro primeras hojas del calendario que tengo colgado en la cocina. La cocina es el único lugar de la casa del que cabe esperar algo nutricio cuando andamos en la afanosa búsqueda de algo con lo que matar el hambre que nos agobia a media mañana.

En la cocina no se puede andar con bromas ni con coñas, como muy certeramente recoge el refranero español, que es un compendio de la sabiduría popular. “Con las cosas de comer no se juega”, suele decirse para dar una idea de que nos encontramos ante un problema que merece toda nuestra atención si no queremos ir de cabeza al abismo.

Y no pocas veces, como ahora, los medios nos habrán metido en el cuarto de estar las horribles imágenes del genocidio que el gobierno de Israel está perpetrando en Gaza.

En anteriores intervenciones militares de Estados Unidos en Oriente Medio, nos horrorizamos con los bombardeos masivos de Irak, las torturas de Abu Ghraib, el apoyo a las sangrientas dictaduras de Egipto, Siria, Libia, Yemen, Sudán, Líbano, etc., etc.

En las pantallas de los televisores domésticos vimos y oímos las explosiones de bombas guiadas con milimétrica precisión hacia objetivos situados a enorme distancia.

Y constatamos también las ventajas de que a la incuestionable superioridad moral de las armas occidentales le siga la superioridad aérea. “Para rematar la faena”, que dicen los toreros cuando se disponen a matar.

P.D. El artículo no tiene la extensión habitual para no interferir en la presentación en Madrid de “mi libro”, como diría Umbral.

Los libros tienen vida propia, aunque en el capítulo de agradecimientos debe figurar en lugar destacado el editor Basilio Rodríguez.

Después, sin guardar orden ni jerarquía, su prologuista, el catedrático de Literatura coruñés José María Paz Gago. Maestro en el difícil arte de medir los elogios, incluidos los de mera cortesía.

Y en ese mismo cuadro de honor, debo incluir a Javier Cuervo, destacado columnista de este diario y de La Nueva España, periódico en el que ejercí de redactor jefe los diez años que estuve allí hasta la privatización. Años alegres e intensos.

Javier Cuervo califica el género del libro de inclasificable y opina también que sus casi doscientas páginas son de buena prosa. Ha de entenderse de buena prosa periodística.