Opinión | UN CARRUSEL VACÍO

Lo macabro

La realidad a veces supera las películas de terror. Hace poco, una noticia anunciaba que la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard había retirado la encuadernación de piel humana de un libro de su fondo. El titular me planteó muchos interrogantes. El primero y fundamental: ¿por qué una institución pública de tal calibre guardaba, hasta la fecha, un libro con encuadernación de piel humana tan alegremente, como el que presume de una edición rara de El Quijote? ¿Quién era el bibliotecario, Hannibal Lecter? ¿Estaría disponible para préstamo?

Profundicé en la fascinante historia. La obra en cuestión databa de 1880: Des destinées de l’âme (Los destinos del alma), del poeta y novelista francés Arsène Houssaye. Un compatriota suyo, un tal Ludovic Bouland, médico y bibliófilo, se convirtió en el orgulloso primer propietario del libro. Tuvo la genial idea de usar la piel de una paciente fallecida para encuadernar una obra que, en su opinión, merecía tal honor, por bucear precisamente en el alma humana. Así lo afirma en una nota manuscrita en el volumen. Además, el precavido doctor tuvo a bien indicar el modo de preparación de la piel humana para su encuadernación, por si alguien quería imitarlo. El Art Attack del siglo XIX.

La cuestión es que la paciente nunca llegó a dar su consentimiento para que usaran su piel, por el sencillo motivo de que estaba muerta. Algo que no tuvieron en cuenta los bibliotecarios de Harvard que con tanto mimo almacenaron el libro desde los años treinta. Ahora, cuando ya ha estallado el escándalo, la institución se ha disculpado públicamente, a pesar de haber hecho durante décadas la vista gorda respecto a un asunto públicamente conocido, que incluso sirvió como herramienta de novatadas hacia los nuevos estudiantes. La posesión del macabro objeto iba en contra de un Informe sobre Restos Humanos en Colecciones de Museos Universitarios que el Comité Directivo de la propia Universidad de Harvard publicó en otoño de 2022. En dicho documento se mencionaba el libro, además de restos humanos de esclavos y nativos americanos.