Cuatro ideas sobre vivienda

La vivienda está ganando posiciones en la agenda pública. La falta de oferta en ciudades, las subidas en los precios de alquiler, la dificultad de acceso y emancipación para nuestros jóvenes justifican actuaciones intensas y urgentes en este ámbito. En lo que sigue incido en cuatro ideas que, a mi juicio, deberíamos tener claras en esta redefinición.

La primera es que es un error subvencionar la demanda. Y el error es doble si lo que se subvenciona es la compra de viviendas. En un mercado con problemas de oferta, las desgravaciones fiscales y las subvenciones a los compradores se traducen, en su mayor parte, en aumentos de precio. Las desgravaciones en el IRPF para la compra de vivienda fueron un enorme error y fueron a parar, sobre todo, al bolsillo de promotores, propietarios de terrenos y vendedores. No debemos rebajar impuestos ni subvencionar.

La segunda idea es que hay que poner el foco en la oferta. Nuevas promociones, incorporación de viviendas vacías al mercado de alquiler, rehabilitación, limitación de los alquileres turísticos también, pero no solo, para evitar que fagociten el mercado residencial. Las administraciones públicas deben contribuir a aumentar la seguridad jurídica de los arrendadores y regular usos. La tributación en IRPF de los alquileres para uso como vivienda habitual ya es muy favorable para los arrendadores y no hace falta ir más allá. Pero se pueden hacer otras cosas.

En tercer lugar, la apuesta debe ser la vivienda en alquiler. No debemos invertir dinero público para viviendas de protección oficial que luego se venden generando plusvalías privadas. Allí donde es evidente que son necesarios, hay que apostar por parques públicos de vivienda para alquilar a precios razonables y adaptados a las posibilidades de cada hogar. Lo mejor y siempre que se pueda por el tamaño y capacidad del municipio correspondiente: gestión municipal con apoyo autonómico y estatal.

Finalmente, un buen transporte público colectivo, con emisiones bajas y barato para el usuario, permite aumentar el radio en el que tiene sentido vivir. Es la forma de descongestionar los centros de las ciudades.

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