Opinión

Albert Sáez

¿Por qué puede salir eurodiputado el tal Alvise Pérez?

Hay un cierto estupor en la clase política por un dato de la última encuesta del CIS que otorga la posibilidad de que el activista Luis Alvise Pérez logre representación en las elecciones europeas del 9J. Este personaje acumula cientos de miles de seguidores en las redes sociales y un currículum de sentencias contrarias en los tribunales por difundir bulos de dirigentes socialistas. Ha transitado políticamente en UPyD y en Ciudadanos, concretamente en el Parlamento de la Comunitat Valenciana con el inefable Toni Cantó.

Lo fácil es atribuir su posible irrupción en el europarlamento al auge de las redes sociales y lo que el presidente del Gobierno llama “el fango de la fachoesfera”. Tan fácil como simplista y simplificador. El tal Alvise Pérez basa su éxito en otros dos pilares. Uno lo puso sobre la mesa hace unos años la cancillera Angela Merkel cuando advirtió de cómo sería Europa cuando se extinguieran las generaciones que vivieron y sufrieron la Segunda Guerra Mundial. Y lo ha expresado de otra manera recientemente el presidente Enmanuel Macron cuando ha recordado que la UE podía no existir.

Ciertamente, Alviste representa a la generación de los que dan el modelo social europeo por descontado y por ello se atreven a frivolizar en su contra mientras que no sustentan su adhesión a la causa europea en el recuerdo de los horrores de la guerra a la que le han perdido, en parte, el miedo. El segundo pilar del auge del tal Alvise es la esclereotización de la política doméstica española, infantilizada ahora que las decisiones sobre la moneda, las fronteras y la defensa están en manos de la Unión Europea. E incapaz de alcanzar el más mínimo consenso entre los dos grandes partidos, ni siquiera para renovar el Consejo General del Poder Judicial. A una parte la generación de Alvise le puede dar la sensación de que toda la capacidad de pacto en España se agotó en la Constitución de 1978 y sus problemas deben quedar eternamente pendientes de la siguiente campaña electoral.

Esta fatiga de materiales del bipartidismo español se hizo evidente por primera vez en las elecciones europeas del año 2014 con la irrupción de Podemos y ha dado pie a la fragmentación de los espacios electorales tanto a la derecha (primero Ciudadanos y ahora Vox) como a la izquierda (primero Podemos y ahora Sumar) que ha desencadenado la política de bloques, la base del bloqueo permanente. Y sobre esta parálisis genera Alvise su propuesta de Se acabó la fiesta que es la versión política del “me cago en todo” del cuñadismo. Pero la ceguera es tan grande que en lugar de mirarse al espejo, PP y PSOE se tiran en cara la sanchoesfera y la fachoesfera. Y se les cuela Alvis.