Todos querían besar el anillo pastoral y arrodillarse ante el nuevo obispo de la Diocésis de Tui-Vigo. Monseñor Luis Quinteiro Fiuza, entregado a los feligreses en un baile de abrazos y saludos, respondió con creces a las expectativas de los más de 1.500 sacerdotes, autoridades y vecinos congregados desde el mediodía de ayer en la Catedral de Tui para celebrar el estreno de su ministerio episcopal. Atrás quedan más de seis años al frente del obispado de Ourense, etapa que el prelado recordó más de una vez, con nostalgia y agradecimiento, durante las dos horas de ceremonia religiosa en el corazón histórico de Tui.

El religioso elegido por el Papa Benedicto XVI para convertirse en el centésimo séptimo obispo de la sede tudense se presentó como "el nuevo pastor" de la diócesis con un proyecto propio que expuso, bajo los focos de un estricto protocolo religioso: renovar la fe y los valores cristianos aprovechando el Año Xacobeo y recuperar la adhesión de los jóvenes a las filas eclesiásticas.

"En medio de los veloces cambios sociales de nuestros días, es necesario renovar la adhesión de las personas a las enseñanzas y valores católicos. Los jóvenes son la esperanza. Sólo si se dejan ganar por Jesucristo serán el motor incansable de la renovación", proclamó el mitrado natural de Vila de Cruces (Pontevedra) y de 63 años de edad. Su primera homilía como obispo tudense fue el momento más esperado del fervoroso acto, después de que el nuncio apostólico, Monseñor Renzo Fratini, le invitase a sentarse en la cátedra y le hiciese entrega del báculo, símbolos de la consagración final como obispo de la diócesis. Autoridades políticas (entre las que figuraba el presidente de la Xunta) familiares, representantes de instituciones religiosas, centenares de sacerdotes y vecinos le brindaron varias ovaciones.