La psicóloga Encarna Álvarez asegura que hay pocos casos en que los mayores deseen vivir en soledad. "Normalmente, cuando les planteas un servicio de ayuda a domicilio, todos aceptan encantados; somos seres sociales y nos tira estar acompañados", destaca. El problema, en muchos casos, es que "ellos mismos creen que no hay otra alternativa a su situación de soledad y, poco a poco, disminuye su iniciativa para pedir ayuda". La psicóloga apunta, por ello, la necesidad de vigilar los casos vulnerables.