Donar el cuerpo para la investigación y la docencia en las facultades de Medicina es un acto de generosidad y altruismo y una contribución que resulta imprescindible para la formación de los futuros médicos. Sin embargo, el culto a la muerte ha impedido durante mucho tiempo que esta práctica sea más extendida.

Actualmente, la facultad de Medicina de Santiago recibe al año una media de cinco o seis donaciones, una cifra que se encuentra "entre las mejores de los últimos tiempos", según destaca Antonio Crespo Abelleira, director del departamento de Ciencias Morfológicas. Sin embargo, aunque ahora mismo cuentan en depósito con una treintena de cadáveres, los responsables advierten de que "el número no es suficiente para la gran cantidad de alumnos que necesitan trabajar con ellos", ya que no sólo son los alumnos de los distintos cursos de Medicina, sino que también los precisan médicos, profesores, investigadores y cursos específicos.

Detrás del aumento hay una clara evolución social, además de posibles criterios económicos ya que aunque no se paga por el cuerpo, la facultad corre con todos los gastos de traslado y funeraria.

Las cifras de donaciones varían bastante de una zona a otra de España, desde los dos o tres cuerpos al año en facultades de ciudades como Salamanca o Valladolid, hasta los 70 u 80 que se pueden recibir anualmente en la Universidad Autónoma de Barcelona.

"La muerte al servicio de la vida" es la frase que resume el espíritu de las donaciones y que destaca en el departamento de Ciencias Morfológicas de Santiago. El procedimiento para convertirse en donante es sencillo. Los interesados acuden a esta secretaría que recoge sus datos y le realiza un carnet de donante. Debe contar con la firma de dos testigos.

Cuando la persona fallece los familiares deben avisar a la Funeraria Apóstol, que se encarga del fallecido de manera totalmente gratuita. "Es imprescindible, por ello, contar con la colaboración de los familiares y que sean conscientes de los deseos del fallecido, porque ellos tienen la última palabra", advierte Crespo.

El departamento de Ciencias Morfológicas recoge los cuerpos e, inmediatamente, realiza las necesarias técnicas de embalsamamiento para su conservación en estado óptimo. Otros cadáveres, los que interesan en condiciones frescas para las prácticas de Cirugía se congelarán.

Todos los cuerpos son, en principio, válidos, salvo que hayan sufrido enfermedades infecciosas como el sida o la hepatitis, heridas o cirugías recientes, obesidad extrema, gangrena o estadios iniciales de descomposición. En algunos, una enfermedad como el cáncer puede deteriorar alguna parte, pero otras son válidas, señalan desde la facultad de Medicina.

Los alumnos experimentan con los cuerpos durante un periodo variable -un año académico o más- y, cuando ya no se pueden utilizar más, los restos se incineran. La familia deja de tener información desde el momento en que realiza la donación.

La disección de cadáveres es una parte imprescindible para la formación de los futuros médicos. " Es lo más práctico para aprender el cuerpo humano", destaca Antonio Crespo Abelleira, director del departamento de Ciencias Morfológicas. Asegura que "aunque es una práctica que al principio siempre impone, los alumnos se acostumbran rápido ya que están convencidos de lo que quieren estudiar".

El responsable de este departamento insiste en el respeto con el que los alumnos trabajan con los cuerpos y confirma que nunca han tenido problemas por posibles reconocimientos de alguno de los fallecidos ya que "tras el embalsamamiento pierden muchas de sus características".

José Carrotero, presidente de la Academia de Medicina y Cirugía de Galicia y profesor de Anatomía en Santiago coincide con su compañero en la necesidad que tienen los alumnos de trabajar con cadáveres. "Aunque actualmente existen otros métodos para acceder al interior del cuerpo humano como las endoscopias, el cadáver permite manipulaciones y el ensayo de técnicas quirúrgicas que no se pueden realizar a través de ningún otro procedimiento". Destaca también la necesidad de incentivar las donaciones. "Nunca es suficiente para la cantidad de alumnos que necesitan investigar con ellos y tenemos problemas para muchas prácticas", lamenta el profesor.