Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es periodista y divulgador de temas de salud. Un rostro popular y una figura con credibilidad. Su programa Más vale prevenir (ocho años consecutivos en antena a partir de 1979) es uno de esos clásicos en la historia de la televisión en España. Desde entonces no ha cesado de colaborar en diversos medios de comunicación. Ahora, acaba de publicar Perder peso para dummies, una guía integral sobre alimentación: qué, cómo, cuánto, cuándo y dónde.

-¿Y a usted, cuántos kilos le sobran?

-Pues diez kilos, fácilmente.

-Y eso que se lo sabe todo sobre dietas.

-La gente me dice: 'cómo te pones a escribir libros sobre este asunto cuando a ti también te sobran kilos'. Bueno, el que padezca sobrepeso no impide que pueda explicar a los demás cómo prevenirlo.

-Estamos en plena operación bikini. Vaya peligro.

-Hay que poner racionalidad y evitar esa obsesión de 'antes muerta que gorda'. Tener tres o cuatro kilos de más no supone ningún problema médico, pero montones de chicas están desesperadas por ello.

-¿Tan difícil es adelgazar?

-Reivindico una frase de Grande Cobián: si de verdad hubiera una dieta que no costara trabajo seguir, no saldrían dietas distintas todos los días.

-¿Qué propone en su libro?

-Por supuesto, no una dieta concreta. Hay que aprender a comer, a adaptar la ingesta de alimentos a nuestras necesidades y nuestras circunstancias. Quemamos una media diaria de 500 calorías menos que hace veinte años por culpa de nuestra vida sedentaria. Hemos abandonado las comidas tradicionales y nos movemos mucho menos. Lo que les digo a los lectores es que aprendan a comer, que aprendan a contar calorías, que tengan consciencia de los kilos que les sobran para estar sanos. Y que tengan muy claro que no es lo mismo adelgazar que perder peso.

-¿Y dónde está la diferencia?

-Se pierde peso en una sauna, por ejemplo, pero se recupera enseguida por el llamado efecto yo-yo. Adelgazar, en cambio, es perder grasa. La mayoría de las dietas rápidas te hacen perder agua más que otra cosa. Adelgazar es un tratamiento, y la obesidad una enfermedad crónica que requiere tratamiento crónico.

-¿Qué opina de las llamadas dietas de las proteínas?

-Pues que no son sanas y que acaban pasando factura. Algunas de ellas, muy en especial, acaban generando acetosis a los 15 días. Normal, si animan a desayunar huevos y tocino.

-¿Se come de más para satisfacer una necesidad psicológica?

-La psicología del que tiende a la obesidad es consolarse o celebrar comiendo. Le da a la comida un papel principal en su vida que no tiene porqué tener.

-Comemos poco de...

-Verduras y pescado. Se nota, en general, un déficit de estos dos alimentos en la alimentación de los niños.

-Y comemos demasiado de...

-Carne. Estamos acostumbrados al plato de carne con guarnición; tiene que ser al revés: un plato de verduras con una pequeña guarnición de carne.

-Un par de consejos básicos.

-Comer de todo, comer menos de lo que acostumbramos y hacer cinco comidas al día porque no olvidemos que la digestión quema calorías. Lo de la media mañana es fundamental porque evita la ansiedad. Y después, esperar un poco entre el primer y segundo plato, masticar mucho y comer más despacio.

-¿Y el ejercicio físico?

-Pues también, pero no sólo con ejercicio se puede adelgazar. Para deshacerse de un puñado de almendras hay que andar 20 kilómetros.

-Vamos a acallar conciencias: diga que darse una alegría de vez en cuando no viene del todo mal.

-No puedes estar permanentemente llevándote la contraria, por supuesto. Hay mucha gente que hace un esfuerzo con las verduras, que pueden estar buenísimas por cierto, pero cuando ven pasar por delante un buen pincho de tortilla, pues la teoría se resquebraja. Comer es una satisfacción primaria, pero cuidado con transgredir.

-Hay quien se pasa la vida entre dietas.

-Y eso es muy peligroso. Adelgazar, engordar, adelgazar... en ese vaivén dejamos cosas. Cuando adelgazamos perdemos masa muscular y grasa, pero cuando volvemos a engordar sólo cogemos grasa. Por lo tanto, cuantas más dietas, peor. Para la masa muscular y para la salud.

-Oiga, qué fácil se pierden los primeros kilos.

-Y qué difícil los siguientes. El organismo es sabio, cuenta con reservas pero en un momento dado empieza a protestar. Y protesta gastando menos, hasta que se planta en la báscula.

-¿Comemos mejor o peor que hace cincuenta años?

-A pesar de todo, comemos cada vez mejor y somos más cuidadosos con temas como la obesidad infantil. Lo que no puede ser es que nuestros niños empiecen a tener enfermedades de adultos por culpa de la alimentación. La escuela puede ayudar, pero no olvidemos que la batalla por una buena alimentación se tiene que librar en la familia. La salud empieza en casa.

-¿Un alimento perfecto?

-Uno solo. La leche materna.

-¿Uno casi perfecto?

-El brécol.

-Paso del brécol.

-¿Lo ve? Es que no tenemos cultura de verdura.

-A mí, a la parrilla, me gusta.

-Pero cuidado con el aceite de la parrilla. Un gramo de aceite de oliva tiene 9 calorías, como la mantequilla.