En muchas ocasiones nos enfrentamos al problema de que alguien cercano (o nosotros mismos) nos hacemos una herida y no sabemos lo que es más recomendable para tratarla. A ello se une la tensión del momento, ya que la simple visión de la sangre puede bloquearnos involuntariamente, lo que complica aún más la situación. Lo primero es mantenernos tranquilos y seguir las pautas recomendadas en función de la lesión de la que se trate.

Lo más frecuente es que se produzcan cortes causados por diferentes objetos. Aunque no todas son iguales, cualquier punción supone una ruptura de la piel y su gravedad va a depender de si es superficial o profunda (en la que se ven afectados vasos sanguíneos, tejidos, músculos, tendones, etc.). Si es sencilla, debemos tratarla adecuadamente para evitar infecciones o complicaciones más serias.

Al inicio, se presentan dolor y sangrado. Si es superficial, desaparecen; si es profunda, pueden aparecer otros síntomas más complejos. Debemos tener cuidado con las infecciones, más probables si la causa del corte es una lesión por aplastamiento, una herida en el pie, una punción con un clavo, una picadura, una mordedura, una herida que no se ha tratado de manera correcta, etc.

Lo primero es observar la hemorragia. Lo normal es que deje de sangrar por sí misma (salvo en personas que están siendo tratadas con anticoagulantes, por ejemplo), sin que sea necesario hacer nada, simplemente desinfectarla. En caso de que no deje de sangrar, debemos presionar la herida suavemente con una venda limpia. Si pasado el tiempo no ha cesado, debemos llamar a emergencias o acudir a urgencias.

Para cortes de poca profundidad y heridas sencillas, lo recomendable es:

-Lavarse las manos con jabón o una sustancia antibacteriana para evitar infecciones.

-Lavar la herida con agua y jabón de manera abundante. Si la limpieza no es suficiente y hay alguna sustancia incrustada, podemos utilizar unas pinzas esterilizadas para retirarla. La esterilización es sencilla, simplemente introduciendo las pinzas en agua hirviendo, lo conseguiremos.

-Si continúa la hemorragia debemos presionar la herida suavemente para detenerla.

-Por último, aplicaremos un antibacteriano y la taparemos con un vendaje limpio evitando que se pegue a la herida.

Si la herida es más profunda, debemos:

-Lavarnos las manos como en el caso anterior.

-Dejar correr el agua sobre la herida al menos cinco minutos y después lavar con agua y jabón la zona.

-Intentar ver si hay algún resto en el interior sin sacarlo. Debemos acudir a urgencias para que se hagan cargo. Lo mismo ocurre si observamos que falta una parte del objeto que causó la punción; debemos acudir a urgencias.

-Aplicar un antibacteriano y una venda limpia que no se pegue a la herida.

El mayor riesgo sería contraer el tétanos, causado por la bacteria Clostridium tetani, que es muy abundante en la tierra. Cuando se encuentra en el interior del organismo libera una neurotoxina que afecta al sistema nervioso y provoca alteraciones musculares y afecta a la actividad nerviosa. Sin tratamiento puede ser mortal, por lo que debe ser descartada la posibilidad de padecerla. La vacuna nos protege durante diez años, por lo que suele ser difícil que nos afecte. El mayor riesgo se encuentra en heridas causadas por clavos, quemaduras, congelación, aplastamiento, contaminadas con tierra o heces o las debidas a agujas no esterilizadas.

Puedes acudir al médico si tienes alguna duda y siempre que:

-La hemorragia sea abundante, aumenta o no se detiene tras un rato de presión.

-Notes una alteración de la funcionalidad o sensibilidad.

-La herida se debe a un mordisco. Cuidado con los niños que son mordidos en la guardería por sus compañeros, pues puede infectarse la herida.

-La causa ha sido un clavo, un anzuelo, un objeto con moho, etc. porque el riesgo de infección es muy alto.

-Observas algo incrustado en la herida o falta una parte del objeto que la ha causado.

-Te parece que la herida necesita ser cosida como ocurre cuando el corte es profundo, está en la cara o llega al hueso.

-La herida presenta signos de infección (pus, dolor, calor, etc.) o si tienes fiebre.

-No estás protegido contra el tétanos.