Sufren náuseas, sus mamas segregan leche, el abdomen se les hincha, dejan de tener la menstruación e incluso pueden tener la sensación de que el feto se mueve, pero no están esperando un niño. Son los llamados embarazos psicológicos o pseudociesis, un trastorno en el que emociones ocultas de la mujer (angustia, depresión o frustraciones) se manifiestan con síntomas orgánicos en su cuerpo. Pero este no es el único tipo de embarazo imaginario. Los hombres, pacientes con algún trastorno psiquiátrico o quienes sufren tumores endocrinos también pueden desarrollar un falso embarazo. "En función del origen del embarazo imaginario el tratamiento y la forma de actuar es diferente", indica el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de A Coruña, Manuel Serrano, quien asegura que los más frecuentes son los psicológicos aunque, en los últimos tres o cuatro años, "los casos que he visto han sido por delirio, es decir, hay un trastorno psiquiátrico detrás".

. Embarazo psicológico. Es el tipo más frecuente (estudios norteamericanos hablan de un caso cada 22.000 embarazos) y su origen es exclusivamente psicológico. "Puede haber ciertos trastornos detrás como depresión o simplemente se trata de mujeres que somatizan su angustia o su frustración y presentan los mismos síntomas que si estuvieran embarazadas", indica Serrano, quien añade: "Muchas son mujeres que tienen dificultades para tener hijos o justo lo contrario, chicas jóvenes que temen quedarse embarazadas". Quienes padecen un embarazo psicológico presentan síntomas de la gestación real debido a una alteración en las hormonas. "El poder de la mente es muy grande, las propias emociones de la mujer provocan unas descargas en el sistema endocrino y causan alteraciones en las hormonas LH y FSH, lo que lleva a una pérdida de ovulación y a que surja la amenorrea, ausencia de regla. Todo ello provoca el resto de cambios: que las mamas aumenten de tamaño y puedan segregar leche, que tengan el abdomen hinchado, que sufran náuseas...", indica Serrano. En la actualidad, con el desarrollo de las ecografías y un mayor control de la gestación estos casos se detectan rápidamente. Para acabar con la sintomatología hay que solucionar el problema que lo origina. "Se aborda la angustia, la depresión...", indica. Una vez a tratamiento los síntomas desaparecen y el cuerpo de la mujer recupera la normalidad.

. Pseudoembarazo. Los síntomas son similares al primer tipo. Hay una serie de cambios orgánicos y físicos en el cuerpo de la mujer aunque no hay embarazo. "En este caso no se trata de un problema psicológico sino orgánico. Ciertos tumores endocrinos pueden provocar esta sintomatología", sostiene este psiquiatra coruñés.

. Síndrome de Couvade. En este tipo de embarazo psicológico el protagonista de los síntomas en el varón. Se trata de hombres cuya pareja está encinta y que debido a un proceso de identificación (fenómeno psicológico que lleva a una persona a volverse semejante parcial o totalmente a otro) comienza a tener síntomas de embarazo como náuseas, aumento de peso o dolores abdominales. "Es un trastorno psicológico poco frecuente, pero que aparece porque el padre suele tener unos grandes deseos de maternidad y se identifica con su pareja"; indica Serrano, quien asegura que la solución pasa por un tratamiento psicológico.

. Embarazo como delirio. En estos casos, los pacientes creen que esperan un hijo pese a no presentar ningún síntoma físico. Se da en personas con problemas psiquiátricos. "Son personas que no tienen ninguna sintomatología propia del embarazo, pero creen que están en estado, llegan a ir al hospital para dar a luz o hablan con el niño", indica el doctor Serrano. Estos pacientes precisan de tratamiento.