Vuelven a la aulas pero no para repasar geografía o química sino para aprender a manejarse en una nueva etapa de la vida: la paternidad. Las escuelas de padres, talleres en los que se enseñan las claves para solucionar problemas de convivencia familiar, se han multiplicado en los últimos años en A Coruña. A ellos acuden desde divorciados que temen que el proceso afecte a sus hijos hasta padres cansados de las rabietas y la falta de obediencia de sus niños, familias con adolescentes conflictivos o simplemente parejas que tienen dudas sobre cómo educar a sus pequeños. "Los padres de hoy se enfrentan a nuevas dificultades: niños más agresivos, con acceso a todo tipo de información desde muy pequeños..., pero en realidad los problenmas son los de siempre: dificultades en las relaciones familiares", indica la psicóloga Kucha Movilla, directora técnica del Centro de Asesoramiento y Terapia Familiar de la Fundación Meniños, donde solo el año pasado atendieron a 32 familias que solicitaron ayuda en la educación de sus hijos.

Pese a que las escuelas de padres ayudan a familias con niños de cualquier edad, muchos casos están protagonizados por parejas con hijos adolescentes. "La mayoría de las familias que atendemos son padres que ven cómo al llegar la adolescencia pierden autoridad con sus hijos, quienes empiezan a tener problemas con los estudios, salen más y los padres ven que su labor es cada vez más ineficaz", indica Movilla. Pese a que los expertos no quieren generalizar, reconocen que la mayoría de las veces, los problemas de conviencia que surgen al llegar la adolescencia tienen su origen en que los padres no hicieron bien los deberes en los años anteriores. "Está claro que si no se ha hecho una buena labor educativa y no se marcan límites durante el desarrollo del niño, al llegar a los 16 años es imposible que el chico se adapte a la sociedad, no tendrá el hábito de estudio y será más difícil que respete a un profesor, una cola, etc...", sostiene Bibiana Infante, directora de Supera Psicólogos, clínica coruñesa en la que imparten talleres para padres. "Si un niño está bien educado, lo estará también de adolescente", añade el psicólogo del Hospital Materno Infantil José Luis Rodríguez-Arias.

Por ello, muchas escuelas de padres intentan atajar los problemas desde edades muy tempranas. Es el caso del curso Supernnany en A Coruña de Supera Psicólogos, dirigido a familias con hijos entre uno y diez años. "Dividimos a los padres en función de la edad de sus hijos y les damos las claves para lograr un clima armónico en el hogar", indica Infante, quien añade: "Las familias que vienen tienen los clásicos problemas: dudas sobre si lo estarán haciendo bien o mal, problemas de desobediencia, les cuesta que sus hijos sigan unas rutinas, etc...". "Son las mismas dificultades que en generaciones anteriores, pero a ellas se suma que si antes los padres prácticamente solo se preocupaban porque el niño estuviese cuidado y comiese, ahora se exigen demasiados roles a los padres: tienen que ser profesores, monitores de tiempo libre, amigos...", sostiene.

Una vez detectado el problema, hay que buscarle solución. Los expertos sostienen que no existe una fórmula mágica para educar a los pequeños, pero sí algunas claves para sobrellevar mejor esta fase. "El error más frecuente de los padres es prestar atención al mal comportamiento de los niños, hay que cambiar el tipo de atención, resaltar y reconocer lo que hacen bien e intentar ignorar lo que hacen mal siempre que no sea peligroso claro", indica Bibiana Infante, quien recuerda que "los niños tienden a repetir las cosas por las que se les preste más atención".

Pero más allá de los meros consejos teóricos que se puedan adquirir en las escuelas de padres, hay centros que recurren a la terapia familiar para solucionar estos problemas. Es el caso de la Fundación Meniños. "Cuando son niños muy pequeños, menores de 6 años, suelen ser problemas de atención, en el colegio o de hiperactividad y las sesiones son solo con los padres", indica Kucha Movilla, quien añade: "En el caso de adolescentes, la terapia se realiza con todos los miembros de la familia. Se analiza cada sistema familiar y se intenta potenciar lo bueno, lo eficaz y mitigar lo demás". En el caso de los padres, se les enseña también cómo enfrentarse a que sus hijos han crecido. "Hay padres que quieren seguir aplicando los mismos sistemas que cuando los ahora adolescentes eran niños, como meterlo diez minutos encerrado en su habitación, por ejemplo. Los niños evolucionan y por tanto, también deben evolucionar las soluciones. De nada sirve castigarlos cinco veces si ese castigo no hace efecto", sostiene esta psicóloga.

Psicólogos y terapeutas son dos pilares básicos en cualquier escuela de padres, pero parte del éxito de estos talleres también radica en el intercambio de experiencias entre las familias que acuden a ellos. A Coruña cuenta con numerosas iniciativas de este tipo. Varios colegios concertados cuentan con escuelas de este tipo en las que padres de alumnos se reúnen de forma periódica para compartir problemas y buscar soluciones entre todos. Una de las últimas entidades en apostar por formar a los padres en la educación de sus hijos es la Asociación Centro Familiar Fonseca. El pasado 13 de marzo abrió sus puertas una escuela de padres que celebrará encuentros mensuales hasta el mes de mayo. La comunicación en familia, el diálogo en pareja, la educación en valores, educar con límites y normas, abordar el fracaso escolar o cómo tratar los conflictos de pareja y los hijos son algunos de los temas que se tratarán en estas reuniones. "El objetivo es compartir preocupaciones y reflexionar juntos sobre cómo ofrecer a nuestros hijos un modelo de referencia en una sociedad como la nuestra donde los ritmos de trabajo impiden tener más tiempo para compartir con nuestros hijos y donde los medios interfieren en lo que queremos trasmitirles", indican desde esta entidad.

Y para quienes no tengan tiempo de acudir a talleres de este tipo siempre les quedará internet. Uno de los proyectos más completos es superpadres.com, una web que ofrece diferentes cursos -en función de la edad de los niños- destinados a que los padres sepan cómo afrontar cada etapa de la vida de sus hijos así como numerosos talleres sobre otras cuestiones de interés para las familias como nuevas tecnologías, creatividad, animación a la lectura o educación afectivosexual.

Pero las escuelas de padres no solo dan las claves sobre cómo educar a los niños. Desde el año pasado, el Sergas cuenta con la Escuela Gallega de Salud para Padres y Madres, encargada de organizar talleres con consejos sobre cómo cuidar a un bebé, prevenir enfermedades en la infancia o cómo actuar ante un recién nacido prematuro.

Diferentes iniciativas con un objetivo común: facilitar la labor a quienes se estrenan como padres.

Supernanny y Hermano Mayor son ya dos de los programas insignia de Cuatro. Con el fin de ayudar a padres que tienen problemas con sus hijos, estos espacios muestran el antes y el después de la familia tras la visita de los expertos que dan consejos a padres e hijos para que el hogar recupere un ambiente cordial. Expertos coruñeses difieren a la hora de analizar estos espacios, aunque la mayoría cree que no reflejan el modo correcto de actuar ante estos conflictos.

"En este tipo de programas creo que hay demasiada exposición de los menores. El equipo visita el hogar del pequeño para exponer la dificultad que vive la familia, pero hay que pensar que luego este niño tiene que ir al colegio, debe integrarse y todo el mundo puede haber visto el programa, creo que habría que proteger más a estos niños", indica Kucha Movilla, de la Fundación Meniños, quien añade: "Además, hay que resaltar que lo que se hace en estos programas no es terapia familiar, es otro modo de intentar resolver los problemas, el llamado big brother, una persona que acompaña y asesora al adolescente, una fórmula más extendida en EEUU".

El psicólogo del Materno José Luis Rodríguez-Arias también se muestra en desacuerdo con este tipo de programas televisivos. "Los tratamientos psicológicos deben adaptarse a cada paciente, hay que personalizar cada terapia y por tanto, no estoy de acuerdo en dar consejos generales como hacen estos espacios", sostiene.

Otros expertos como Bibiana Infante no ven con malos ojos las técnicas de estos programas. "En el caso de Supernanny no pasa nada porque los niños aprendan lo que tienen que hacer a base de un sistema de puntos y me parece bien que desde pequeños aprendan a ser autónomos, a hacer la cama, recoger la mesa...", señala.