Días sen gloria es una obra de teatro atemporal aunque el dramaturgo Roberto Vidal Bolaño la escribiese ubicándola en la alta Edad Media. Sus protagonistas son un gallofo mayor (persona que hacía la ruta jacobea para salvar el alma de quien le pagaba) y una prostituta joven.

Ella, para llevar a cabo una venganza, hace el Camino de Santiago y lo contrata a él, ya que la ruta antaño estaba repleta de peligros. Él está de vuelta de todo; ella, comenzando. En el transcurso de la obra ambos se enamoran y se hieren, en una relación malsana hilada por extremos.

"Días sen gloria es un texto que no permite quedarte con la primera opción, que te obliga a trabajar más y más", opina la directora Fefa Noia que realizó la primera lectura del guión en verano para contactar con los actores en septiembre y empezar los ensayos el 11 de febrero. "La primera semana de ensayos hicimos lectura de la obra. Con ella, busco llegar a acuerdos con los actores sobre sus personajes porque yo no tengo la verdad absoluta sobre el texto", señala Noia, quien añade que, por ella, "en un mundo ideal sin cortapisas económicas, un buen proceso de ensayo debería durar mínimo cuatro meses. Con menos tiempo, se llega. Lo que ocurre es que solo se van encontrando cosas con el tiempo. Al acortar el proceso de ensayo, esas cosas surgen cuando ya llevas varias funciones realizadas".

Como añadido, en Días sen gloria, solo los dos protagonistas realizan un personaje; mientras el resto del elenco interpreta a muchos. "Manquiña y Eva hacen solo un personaje, pero tiene un recorrido brutal. Vidal Bolaño, en este texto, ha tomado los momentos más intensos de ambos, sin dejar que transiten por las zonas más calmadas. Los dos realizan una inversión de energía alucinante. Pasa lo mismo con los otros tres actores. Eso también es un gran reto porque son personajes trazados a grandes pinceladas que tienen que hacerse y ser verosímiles. No pueden ser parodias de personajes para que el público los crea en un minuto", señala Fefa.

A metros de ella y en otro tiempo, el actor Manuel Manquiña ensalza la labor de sus compañeros en esta nueva obra teatral. "A mí, me llaman el secundario de lujo, lo que es una chorrada. Se habla de personajes secundarios como si tuvieran menos importancia, cuando no es así. En este caso, se hacen muchos personajes lo que implica una dificultad a Felisa, Sergio y Borja, que los trabajan muy bien", sostiene.