La ceremonia de entrega de los premios Nobel regaló ayer a la canadiense Alice Munro, ganadora del galardón de Literatura, el aplauso más caluroso, y recordó la figura de Nelson Mandela en una gala presidida por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia.

Al comienzo de la ceremonia, el presidente de la Fundación Nobel, Carl-Henrik Heldin, envió un "caluroso saludo" a Munro, que no viajó a Estocolmo por motivos de salud y cuyo premio recogió una de sus hijas, Jenny, y, al igual que se hizo en Oslo en la entrega del Nobel de la Paz, recordó a Mandela y su lucha por la libertad, la democracia y el humanismo.

Los recuerdos a los ausentes dieron calidez a una ceremonia que tuvo su momento más emotivo cuando Jenny Munro recogió el premio de manos del rey, quien la saludó durante más tiempo que a ningún otro de los premiados. Pero, antes de la entrega de los premios, Heldin pronunció un discurso en el que lanzó un mensaje en favor de la investigación y la cooperación internacional para solucionar los "grandes desafíos" de la humanidad.

El presidente de la Fundación Nobel calificó de "desafortunado" que, como resultado de los problemas económicos, "muchos países" hayan reducido su sostén a la investigación. "Hoy es más importante que nunca mantener e incluso aumentar el apoyo a la investigación, en particular a la de base".

La princesa heredera Victoria no estuvo este año en la ceremonia, pues asistió en Johannesburgo al funeral por Mandela, ni tampoco la princesa Magdalena, en la recta final de su embarazo, aunque sí estuvieron presentes los príncipes Daniel, esposo de Victoria, y Carlos Felipe, así como 1.570 invitados.

Heldin recordó que aún hay personas que mueren de hambre, que el calentamiento global es "preocupante" y que hay "considerables turbulencias" en los mercados económicos, cuya solución requiere de "una mejor organización y gobernanza de la sociedad" y una distribución "más justa" de los recursos de la tierra, pero donde la investigación es también "de suma importancia".

Los grandes protagonistas de la ceremonia fueron los galardonados, en especial Munro, que con sus relatos ha estado cerca de solucionar "el mayor misterio" de nuestra existencia material. "El corazón humano y sus caprichos", dijo el secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund.

"Maestra del relato corto contemporáneo" es capaz de decir "en treinta páginas más que un novelista normal en 300", con un estilo "claro, transparente, delicado y sorprendentemente preciso", subrayó "Si lees muchas obras de Alice Munro con atención, antes o después en uno de sus relatos te verás cara a cara contigo mismo; ese es un encuentro que siempre deja zarandeado, con frecuencia transformado, pero nunca destrozado", añadió.

El resto de premiados sí estuvo en el escenario y recibieron de manos del monarca el premio. Los primeros galardonados fueron los físicos Peter Higgs y François Englert -este año también premio Príncipe de Asturias- por haber teorizado sobre la existencia de una partícula subatómica que confiere masa al resto (el bosón de Higgs), "un fantástico triunfo para la ciencia".

El presidente del Comité Nobel para Física, Lars Brink, recordó al fallecido Robert Brout, que trabajo con Englert, y al Laboratorio Europeo de Física de Particulas (CERN), que demostró la existencia del bosón en julio de 2012.

Martin Karplus, Michael Levitt y Arieh Warshel recibieron el premio de Química; James Rotham, Randy Schekiman y Thomas Sudhof, el de Medicina; y Eugene Fama, Lars Peter Hansen y Robert Shiller, el de Economía.