Uruguay, una nación de apenas 3,3 millones de habitantes, se situó ayer a la vanguardia mundial al legalizar por primera vez de forma integral la producción y la venta de marihuana mediante un proyecto gubernamental rechazado en las encuestas a nivel interno y cuestionado a nivel internacional.

La sorprendente idea planteada en junio de 2012 por el presidente José Mujica, un exguerrillero de 78 años que es famoso por su austera forma de vida y sus críticas al consumismo, acabó por convertirse en ley después de una acalorada sesión en el Senado que se prolongó doce horas. La iniciativa, presentada por el bloque oficialista de izquierdas Frente Amplio (FA) como una revolucionaria forma de luchar contra el narcotráfico, recibió 16 votos a favor y 13 en contra.

Ahora solamente falta que Mujica promulgue la ley y que los impulsores de la propuesta aprueben un reglamento que definirá al detalle la forma que tomará el proyecto en la práctica, para lo cual disponen de 120 días.

Al igual que había sucedido el 31 de julio pasado en la Cámara de Diputados, el FA impuso hoy su mayoría simple en el Senado, en medio de la desesperación de la oposición, que rechazó el proyecto en bloque.

Antes del debate Mujica admitió que la nueva ley "no es bonita" y que los ciudadanos, dos tercios de los cuales la rechazan en las encuestas, no están "totalmente preparados" para ella, pero pidió una "oportunidad" para ver si funciona.

Por su parte, el órgano de la ONU que vigila el cumplimiento de los convenios internacionales sobre drogas advirtió ayer a Uruguay de que su ley viola los tratados internacionales de los que el país latinoamericano es parte.

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) lamenta la aprobación de esa ley por parte de un país que ha suscrito las convenciones internacionales sobre drogas.