La creciente emigración a otro país, el fenómeno que protagonizaron tres y cuatro generaciones anteriores, es, probablemente, uno de los indicadores más contundentes sobre el trato que reciben los jóvenes por parte del mercado laboral. Su deterioro progresivo en los cinco años que van ya de dura crisis azotó especialmente a este colectivo, que arroja las tasas de paro más elevadas y que también sacó a la luz el grave problema de la falta de formación en el nutrido grupo que abandonó los estudios para aprovechar el tirón del ladrillo y ganar dinero en la construcción. Pero lo cierto es que no hay que irse hasta el salto al extranjero para medir el impacto de la recesión en el bienestar de los grupos de edad a los que les corresponde a medio plazo liderar la pirámide de población. Sin recursos por el recorte salarial o, directamente, por la falta de empleo, muchos han tenido que pedir el rescate familiar. Solo en 2013, casi 13.000 jóvenes gallegos tuvieron que dejar de lado de momento lo de independizarse.

La tasa de emancipación en la comunidad sufrió otra importante reducción el pasado año. El número de jóvenes entre 16 y 29 años que tienen su propio domicilio cayó hasta los 76.370. Un 7,88% menos que en 2012, y sobre un total de 350.800 personas en Galicia que se mueven en esas edades. El volumen de independizados se sitúa en el 21,8%, según los datos que acaba de publicar el Consejo de la Juventud de España (CJE). La cifra está ligeramente por encima de la media española, que acabó 2013 en el 20,9%. Pero paradójicamente, en la franja siguiente, donde las probabilidades de romper el cordón umbilical con los padres son en principio más altas, la tasa en la autonomía es menor. Un 66,9%, frente al 72,7% registrado en el conjunto del Estado.

Es decir, hay 65.100 gallegos que van de los 30 a los 34 años que todavía viven en el hogar familiar. En este caso, los emancipados cayeron un 4,6%. Así que prácticamente la mitad de los jóvenes de la comunidad gallega que dejaron de ser independientes el ejercicio que acabamos de dejar atrás tenían esta edad.

La comparativa con el inicio de la recesión no deja lugar a dudas sobre el impacto que el colectivo recibió por el crecimiento disparado del desempleo. A finales de 2013 había en Galicia 46.400 jóvenes emancipados menos que en diciembre de 2010.

Con el regreso a casa caen también las cifras de los hogares formados por jóvenes. Un 12,6% en el caso de los que llegan a los 29 años y un 1,6% en el resto. La diferencia es menor que en el número de independizados porque evidentemente algunos pueden aguantar. De ahí también que el número de personas por residencia suba hasta las 2,4 y que las viviendas unifamiliares se incrementen en los tramos de edad más altos un 0,34%, como muestra el informe del CJE.

La emancipación es una ecuación complicada entre el puesto de trabajo, el sueldo y el precio de una vivienda. Muy difícil de despejar en este momento por la falta de oportunidades para emplearse y, en general, por la contención de la remuneraciones y la falta de estabilidad laboral.

El 24,3% de las personas de menos de 30 años en Galicia tiene una jornada a tiempo parcial. Los contratos reducidos cayeron en estas misma horquilla prácticamente un 19% en 2013. "Sin embargo, en el último año, la ocupación a tiempo parcial se ha ido extendiendo en el colectivo de edad inmediatamente superior y en la actualidad el 14,7% de las personas ocupadas de 30 a 34 años tiene jornadas a tiempo parcial", destaca el análisis. Son 20.222, lo que supone un incremento del 14,7%.

Además, las mujeres "presentan una realidad más desfavorable en relación a la ocupación a tiempo parcial y a la menor consolidación de los empleos". Menor tiempo de permanencia en la empresa. Mientras que el número de hombres de menos de 30 años contratados a jornada completa suman 50.963, las mujeres son 40.000. Las ocupaciones a tiempo parcial, son 9.125 y 20.149, respectivamente. El doble entre las trabajadoras jóvenes.