Las mujeres tienden a ganar peso corporal cuando llega el momento vital de la menopausia y buscar la explicación más exhaustiva posible para poder llegar a ponerle remedio o a suavizar este efecto en el aspecto físico a través de futuros fármacos es uno de los retos de la investigación básica. En este camino un grupo de investigación gallego acaba de dar un paso de gigante, con un hallazgo de impacto mundial del que se acaba de hacer eco la principal revista de endocrinología y metabolismo de ámbito internacional Cell Metabolism.

El Grupo NeurObesidad, de la Universidade de Santiago (USC), ha descifrado el mecanismo mediante el que las hormonas sexuales femeninas, o estrógenos, actúan sobre el hipotálamo y consiguen quemar grasa. Tras la menopausia, y ante la escasez de estrógenos, "si las grasas no se queman, se acumulan, por lo que esta investigación abre la puerta pensar en fármacos que puedan sustituir la acción natural realizada por el estradiol (o estrógenos)", expresa el profesor de Fisiología y Biólogo Molecular que dirige NeurObesidad, Miguel López, equipo del Centro Sigular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas de la USC (Cimus). Este trabajo, realizado en colaboración con investigadores de las universidades de Córdoba, Ámsterdam (Holanda) e Iowa (Estados Unidos) y que forma parte de las tesis de los doctores Pablo Blanco y Ricardo Lage, abre "un nuevo camino" para definir "posibles dianas terapéuticas y nuevos fármacos contra la obesidad, el control de la masa corporal y las alteraciones de peso que caracterizan a la menopausia".

Tras los ensayos realizados, Miguel López explica que la administración de dosis mínimas de estradiol directamente en el hipotálamo "fue suficiente para incrementar de modo muy potente la temperatura corporal de los animales y reducir su masa corporal, como resultado de una estimulación de la producción de calor por el tejido adiposo pardo. Al contrario, la deficiencia de estradiol (o estrógenos) "fue suficiente para incrementar de modo muy potente la temperatura corporal de los animales y reducir su masa corporal, como resultado de una estimulación de la producción de calor por el tejido adiposo pardo". El equipo de López, científico de 40 años que dirige un grupo con importantes aportaciones previas que vinculan la nicotina o las hormonas tiroideas también con alteraciones de peso, ha sido capaz de demostrar en esta ocasión que la acción del estradiol sobre poblaciones neuronales del hipotálamo "regula el enzima AMPK y, como consecuencia de este efecto, produce una activación del tejido adiposo pardo, que incrementa su capacidad para quemar grasa, estimulando el gasto calórico y la disminución de la masa corporal". Una de las características de este tejido, según López, es que no almacena lípidos (al contrario que la grasa blanca), sino que los "quema para obtener energía, que a su vez se disipa en forma de calor". De este modo, la activación del tejido adiposo pardo ayudaría aquemar más calorías y a producir calor corporal a partir de las grasas.

El estudio publicado en Cell Metabolism se titula Estradiol Regulates Brown Adipose Tissue Thermogenesis via Hypothalamic AMPK y en él queda plasmado el interés del tejido como posible diana terapéutica para tratar la obesidad. Para ello habrá un largo camino pues, como apunta López, "los mecanismos moleculares que regulan su funcionamiento en el cerebro no son del todo conocidos y es determinante entenderlos". El mecanismo descrito por los investigadores del Cimus comparte similitudes con los mecanismos de acción de otras hormonas, las tiroideas o BMP8B, analizadas también por el grupo compostelano, e incluso la nicotina.