Exmiembros y familiares de adeptos que aún siguen los pasos del líder y fundador de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, rompieron ayer su silencio para denunciar abusos sexuales, físicos y psicológicos y acusarle de enriquecerse ilícitamente a su costa.

Quienes en su día consiguieron salir de lo que califican como "una secta destructiva", aunque no pudieran convencer a algunas de sus hijas a hacer lo mismo, con las que apenas hoy tienen contacto, describen a Rosendo -apartado por la Diócesis de Tui por "conducta moral inapropiada"-, como una suerte de visionario con grandes dotes de seducción. Tanto que durante años tuvo "engañados" tanto a sus correligionarios como a la propia Iglesia, que le dio y sigue dando cobijo a su organización, que en su día llegó a aglutinar a unas 400 personas.

Hoy esta organización la forman 27 miembros llamados exploradores -seglares laicos que realizan su labor de apostolado en la Diócesis de Tui-Vigo- y cuatro "consagradas miguelianas", una especie de monjas que no son tales y que atienden una residencia geriátrica en Bustarviejo (Madrid).

Rosendo, tras ser apartado por el Obispado de Tui Vigo, se ha instalado en un chalé de San Lorenzo del Escorial y ha fundado junto con sus seguidores más fieles La Voz del Serviam. Una organización sobre la que la Archidiócesis de Madrid emitió un comunicado recientemente advirtiendo de que no está reconocida por la Iglesia católica y prohibiéndole actuar en su seno. Pese a esta advertencia, este grupo musical de estética religiosa, que cuando pertenecía a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel actuó ante el papa Benedicto XVI en las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid hace tres años, ofreció un recital en la parroquia de San Pedro y San Pablo de Granada hace un mes.

Exseguidores y familiares de miembros de este grupo que tuvo durante años su centro neurálgico en un chalé en Oia (Pontevedra) relataron ayer cómo su líder fue ganándose la confianza de sus adeptos, la mayoría con problemas de depresión o adicción a las drogas, hasta acabar por anular por completo su voluntad. Señalaron que éste simulaba hablar en arameo y que afirmaba que siendo un bebé de dos años murió, fue enterrado y salió de su ataúd, resucitando por intervención de Dios, que le encomendó llevar al mundo el mensaje de San Miguel. Todo ello para apoyar la teoría de que "es la mismísima reencarnación de San Miguel Arcángel", señalaron los denunciantes, que también explicaron que dijo haber trabajado como restaurador de castillos en Francia y como portero del París Saint Germain, y que una princesa le pidió matrimonio pero la rechazó.

A través de todas estas "fabulaciones", de las que tardaron en darse cuenta años, narraron cómo forjó un círculo de seguidores a partir de los ritos de santería, curandería e incluso "satanismo", para luego organizar un coro religioso y más adelante un grupo que organizaba acampadas, peregrinaciones y acciones solidarias. En el chalé de Oia, que Rosendo llamaba "las murallas de Jerusalén", se llegaron a instalar una treintena de personas, entre familias ya hechas que dejaron sus trabajos y estudios -incluso hubo el caso de un matrimonio que vendió su casa-, y otras que se forjaron allí dentro según el criterio del líder espiritual.

El clima de "amistad, comprensión mutua, alegría y armonía" que imperó en los primeros años de convivencia se rompió cuando Rosendo empezó a ejercer "un liderazgo indiscutible" y a tratar a los demás como "fieles súbditos", a los que abroncaba, humillaba y reprochaba problemas familiares y personales ante los demás.

Según recoge el informe de un investigador que contrataron las familias denunciantes y que ha sido remitido a la Guardia Civil y al Juzgado de Tui que ha abierto diligencias, Rosendo mantuvo relaciones sexuales, en las que también participaron miguelianos, con varios súbditos bajo el pretexto de ritos de sanación. A algunas de las mujeres, a las que convencía de que eran "escogidas por Dios", les ordenaba tomarse todos los días una pastilla sin desvelar su composición ni finalidad, según el comunicado que leyó Joaquín García, padre de una miembro de la orden y que ejerció de portavoz.

Los denunciantes recalcan que una de las presuntas víctimas de los abusos sexuales declaró que el líder de la orden le aseguró que por su semen le llegaría el cuerpo de Cristo, y que de esa manera la purificaba. En otro caso, Miguel Rosendo pidió a José Manuel Lima y Mari Carmen Santana, quedarse a solas con una de sus hijas y escucharon gritos y golpes, a él hablar supuestamente en arameo y a la chica dar alaridos antes de que saliera de la habitación "casi arrastrándose". La excusa que dio el líder de la orden fue que le había sacado el espíritu de su abuelo. Esa chica es hoy una de las responsables de la organización y está casada con un hijo de Miguel Rosendo. Lima y Santana formaron parte del núcleo duro de la Orden hasta que comenzaron a tener problemas económicos tras "dedicarlo y entregarlo todo" a la organización, y entonces fueron recluidos a una chabola al lado del chalé. Aseguran que el trasiego de dinero era habitual y que hubo quien entregó hasta 160.000 euros a la organización.