Los restos de Miguel de Cervantes y los de su esposa, Catalina de Salazar, se han hallado muy disgregados y junto con los de otras quince personas en la cripta de la iglesia madrileña de las Trinitarias, según confirmaron ayer los investigadores, "sin discrepancias" al respecto. Los investigadores revelaron ayer los detalles de este hallazgo en una presentación a la que también asistió la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quien afirmó que este descubrimiento ha contribuido a la historia y la cultura de España.

De este modo se pone punto y final a una investigación que comenzó hace diez meses para localizar el lugar exacto de la iglesia donde reposaba el autor de El Quijote -fallecido en 1616- aunque los forenses no han cerrado la puerta a que una tercera fase lleve a un análisis más detallado de los restos. No obstante, apuntó Francisco Etxebarria, es "un imposible" comprobar a través del ADN cuáles son los restos de Cervantes de entre todos los localizados en la cripta, puesto que están "muy fragmentados", y hay además otra dificultad: el escritor no tuvo hijos, y la única familiar sepultada en un lugar conocido es su hermana, cuyos restos están en un osario común en Alcalá de Henares.

El forense destacó que tanto la investigación documental como los hallazgos arqueológicos permiten concluir que los restos de Cervantes fueron trasladados a la cripta de la iglesia de las Trinitarias y que uno de los conjuntos de restos óseos encontrado en esa cripta coincide "fielmente" con los datos de archivo sobre el grupo con el que habría sido enterrado el escritor.

Se trata de los restos de 17 cuerpos, que fueron inhumados entre 1612 y 1630 de la iglesia primitiva de las Trinitarias, ubicada al contrario de lo que se pensaba hasta ahora en un lugar distinto al actual, y que fueron trasladados a la cripta entre 1698 y 1730, en el momento en que estaban terminando las obras de construcción del convento, según explicaron ayer los investigadores que durante meses han buscado los restos de Cervantes.

La antropóloga Almudena García Cid explicó ayer que concretamente hay restos de un mínimo de cinco niños y un mínimo de diez adultos (de ellos, cuatro masculinos, dos femeninos, dos indeterminados y dos probablemente masculinos).

Los restos estaban en el subsuelo, en el conjunto que los investigadores han nombrado con el punto 32, y aparecieron junto con una moneda de 16 maravedís de Felipe IV y prendas litúrgicas, entre otros objetos que han permitido datarlos en el siglo XVII. Esta investigación, liderada por el forense Luis Avial y el georradarista Francisco Etxebarria, ha costado 124.000 euros y ha estado apoyada por el Ayuntamiento de Madrid.

Sobre qué pasará con los restos del escritor y la posibilidad de que se expongan al público, el historiador Francisco José Marín Perellón, funcionario del Ayuntamiento y archivero, indicó que no corresponde al Gobierno local esta decisión, que ha dejado en manos del convento de las Trinitarias y la Real Academia Española, que ostenta la tutela del edificio. En este sentido, la madre superiora sor María Amada de Jesú aseguró que se alegran "mucho" del hallazgo y creen que ahora habrá que subirlos a la Iglesia y enterrarlos en un lugar que la gente pueda visitar. "Habría que buscar un sitio correcto que lo pudiera ver la gente, porque ahí en la cripta, la escalera está muy mal y vienen muchos grupos de jubilados. Habría que ponerlos en la Iglesia", explicó. En todo caso, aseguró que los restos se quedarán en el Convento de las Trinitarias porque "él quiso estar aquí". .

Por su parte, el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, celebró que se hayan identificado los restos mortales de Cervantes y que espera se convierta en un lugar de peregrinaje cultural. "De la misma forma que en Inglaterra la tumba de Shakespeare es un lugar de peregrinaje cultural, el saber que los restos de Cervantes estaban en el convento de las Trinitarias y tenerlos identificados va a dar nueva vida al Barrio de las Letras", declaró el ministro Wert.