El visitador canónico Manuel Salcido, autor de un informe usado por la Diócesis de Tui-Vigo para apartar al líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel que menciona abusos sexuales y rituales de curandería, se ratificó en su contenido ayer en su comparecencia ante la autoridad judicial.

Salcido aportó al Juzgado de instrucción 1 de Tui una página que faltaba de las siete de las que consta el informe, que la defensa del líder de la presunta secta, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, puso en solfa, mientras que la letrada de la acusación, Ana Reguera, lo consideró una prueba consistente.

La abogada de Miguel Rosendo, Teresa Quintana-Drake, señaló que supone "un auto de fe" dar credibilidad al informe, que considera parcial, pues "la mayoría" de testimonios recabados por el visitador canónico son de gente que había abandonado la orden y las preguntas hechas a los adeptos de la secta estaban "condicionadas". Antes de la declaración del visitador canónico, la letrada de la defensa criticó que el informe no da nombres ni apellidos de las personas interrogadas y lo acusa de "destruir" parte del mismo. Para Quintana-Drake, el documento es "de una calidad y credibilidad bastante cuestionables" y en ningún caso puede "dar lugar a un proceso judicial".

La abogada de víctimas y afectados de la secta Orden y Mandato de San Miguel Arcángel contrapuso que el informe del visitador canónico está "muy bien elaborado" y permite "ratificar en su totalidad" las declaraciones de los testigos que han ido desfilando por el Juzgado de instrucción 1 de Tui.

Reguera hizo hincapié en que este informe encargado por la Diócesis católica de Tui-Vigo es "un testimonio más en la instrucción" y que, por tanto, "no dio pie" a la investigación judicial.

La letrada de Miguel Rosendo volvió a incidir en que si el Obispado católico tenía constancia de supuestos abusos sexuales dentro de la orden, cómo no se puso en conocimiento de la Guardia Civil, y apuntó a la existencia de una acción "orquestada".

La abogada de la acusación indicó que al visitador canónico no le encargaron investigar ningún delito, sino acciones y comportamientos que no encajarían en una orden cristiana. Respecto a las sospechas de supuestos abusos sexuales, dijo que el visitador lo veía como "un acto inmoral" y añadió que un sacerdote "no está capacitado para calificar jurídicamente una conducta".