Aunque parezca un término extraño, se ha utilizado asiduamente para describir las moléculas que actúan en un nivel hasta hace unos años desconocido. Han sido los estudios científicos los que han confirmado su existencia y demostrado la importancia que su conocimiento tiene para nuestra salud.

Según los expertos, son antinutrientes, cuyo efecto es el de disminuir el valor nutricional del alimento que los contiene. En una alimentación sana y equilibrada, nutrientes y antinutrientes deben estar compensados para evitar estados carenciales que generen problemas de salud.

En este grupo se engloban varias sustancias orgánicas presentes en alimentos de todo tipo y que funcionan como antagonistas de ciertas vitaminas de gran interés alimenticio. Debemos reconocerlas para poder neutralizar su acción, ya que desconocer su existencia puede desequilibrar el balance nutricional.

Se han reconocido a estas sustancias varios mecanismos de acción, pues su actividad, aunque con el mismo final, pueden ejecutarla por diferentes vías. Puede ser: por inactivación de la vitamina debido a reacciones químicas, por unión directa a la vitamina formando un compuesto no disponible para el organismo, por competencia con la vitamina ocupando su lugar en la cadena nutricional.

La mejor opción para contrarrestar sus efectos pasa por incluir en la dieta alimentos ricos en la vitamina a la que neutralizan. Consulta al médico y no tomes ningún suplemento vitamínico sin su control, pues también resulta perjudicial el exceso de vitaminas.

Los autores discrepan en cuanto a las moléculas a las que podría englobarse en el grupo de las antivitaminas, pero, de entre todas, podemos destacar:

-Ácido ascórbicooxidasa (u oxidasa), se considera la responsable de que los zumos elaborados a partir de cítricos (naranja, limón, etc.) pierdan la vitamina C si no se consumen inmediatamente tras su preparación. Al calentar el alimento se inactivan tanto la antivitamina como la vitamina C.

Su acción es inmediata. Comienza en cuanto trituramos o prensamos el alimento (al hacer el zumo, al batir el alimento, etc.), porque produce la oxidación y destrucción de la vitamina C.

Puedes encontrar esta vitamina en diferentes alimentos como: calabaza, pepino, melón, col, zanahoria, patata, tomate, fresas, guisantes y cítricos.

-Avidina, es la antivitamina de la biotina o vitamina B7, a la que se une impidiendo su absorción y, como consecuencia, reduciendo sus niveles en el organismo.

Se encuentra en elevada proporción en la clara de huevo cruda, por lo que se recomienda el consumo de este alimento bien cocinado para reducir su actividad, ya que el calor la destruye.

Se consideran fuentes de biotina: huevo, cereales enteros, nueces, guisantes, plátano, pescado azul, legumbres, etc.

-Citral (también llamado geraniol), es una mezcla isomérica con carácter antivitamina A presente en los aceites aromáticos esenciales de los cítricos. Se utiliza para elaborar confituras, bebidas refrescantes y mermeladas, por ejemplo, aunque, normalmente, las cantidades adicionadas son muy pequeñas y no afectan a nuestra salud.

-Dicumarol, considerado la antivitamina K. Se usa como medicamento para pacientes con problemas circulatorios. Puedes encontrar vitamina K en: albahaca, tomillo, col, diente de león, brécol, espárragos, ciruelas, etc.

-Lipooxidasa, o antivitamina A, presente en las semillas de soja en elevada proporción. Es termoestable, por lo que no se destruye fácilmente al calentar.

Son fuentes de vitamina A: espinacas, calabaza, zanahoria, mango, tomates, pimiento rojo, melón, brécol, etc.

-Niacinógeno, la antivitamina de la niacina o vitamina B3, a la que se une bloqueando su utilización por parte de nuestro organismo. Al ser muy abundante en el maíz, se recomienda no abusar del consumo de este alimento.

Puedes recargarte de niacina con: frutos secos (cacahuetes especialmente), atún, pollo, jamón serrano, salmón, legumbres, etc.

-Tiaminasa, antivitamina de la vitamina B1 (o tiamina). Presente en café, coles, arándanos, peces, crustáceos y moluscos. No se ve afectada por el frío, por lo que, mientras mantenemos los alimentos en el frigorífico, permanece activa y está degradando a la tiamina. Cuanto más tiempo pase refrigerado, menor será la cantidad de vitamina presente en el alimento. Al someterlo a calentamiento se inactiva la tiaminasa y el proceso de destrucción de tiamina se detiene.

Para reducir su presencia en nuestro organismo se recomienda no abusar del consumo de pescados o moluscos crudos, reducir el café y controlar la ingesta de alimentos ricos en vitamina B1 para complementar el balance (como levadura de cerveza, frutos secos, legumbres, guisantes y los cereales integrales).