El papa Francisco denunció ayer la "esclerosis espiritual" de la sociedad contemporánea que se centra más en la producción que en el amor, al tiempo que destacó que la indiferencia ante la precariedad y la exclusión implica "darle la espalda a Dios". Así lo afirmó el Pontífice en la misa que celebró en la basílica de San Pedro.