¿Qué significa para un restaurante o un cocinero tener una estrella Michelin?

“Es el reconocimiento al trabajo de todo el equipo y una motivación para seguir haciendo bien las cosas. Tras ocho años, es como una consolidación de la estrella”

¿Qué supondría que su local perdiera un año esta distinción gastronómica?

“Hay que desmitificar las estrellas. Trabajo para hacer disfrutar a la gente, no para ganarla y si te la quitan, las que has tenido es como una copa del rey, nadie te la quita”

¿Cómo vive la noche en la que la ‘Guía Michelin’ anuncia las nuevas estrellas?

“Cada vez vivo ese día con más tranquilidad, pero es cierto que sí tienes cierto gusanillo tanto por ti como por lo que ocurrirá con tus compañeros”

¿Cree que hay otros restaurantes gallegos que merecen estrella o ganar alguna más?

“Podrían sumarse varios a las estrellas, pero en la Guía son bastante cautos a la hora de darlas. Hay proyectos que llevan poco tiempo que igual en breve la consiguen”

¿Realmente nunca saben cuando uno de los clientes es un crítico de la ‘Guía’?

"Normalmente acuden inspectores diferentes para que no los conozcas. Después hay veces que se presentan al finalizar y otras que no se identifican”

¿La cocina española ha tocado techo o su nivel todavía puede aumentar?

“Mientras el público demande este tipo de gastronomía, que por otra parte cada uno tiene su estilo, no hay problema. Siempre habrá un relevo generacional”

¿Cuál es su plato favorito? ¿Alguna receta o alimento que no le guste?

“Es como preguntar a quien quieres más a papá o a mamá. Si tengo que quedarme, elijo los berberechos. En el otro sentido, no hay nada que no me haya atrevido al menos a probar”

¿Qué sueño le queda por cumplir a nivel profesional o qué metas tiene para el futuro?

“Si te pones unos sueños muy altos, al final acabas decepcionándote. Mi sueño es mejorar día a día y que mi hijo, que estudia hostelería, me dé el relevo al jubilarme”