La presidenta de la Asociación Galega de Pediatría de Atención Primaria, Teresa Valls, considera que la vacunación es la garantía ante brotes de sarampión como el de Portugal, un nuevo ejemplo del repunte de casos que durante los últimos años esta enfermedad experimenta en Europa.

-¿El aumento de casos de sarampión en el país luso requiere de medidas especiales?

-No hay que preocuparse por los niños ya vacunados pero los que no deben hacerlo. Aunque en Galicia hay una tasa de cobertura alta, las personas que no están vacunadas o que no padecieron la enfermedad están en riesgo si el virus se pone a circular.

-¿De qué depende que circule?

-Solo de que una persona procedente de una zona infectada conviva con alguien sin vacunar . Con la eficacia de la vacuna y su alta aplicación es difícil que se produzca una epidemia poblacional, pero pueden darse brotes. El de Portugal es una alerta más sobre un repunte observable hace años en Europa, sobre todo donde tiene más peso el movimiento antivacunas.

-¿Son infundados los argumentos de este colectivo?

-Por supuesto. Las vacunas, como cualquier procedimiento médico, no son inocuas al 100% pero está comprobado que, además, de ser eficaces, los riesgos que contienen son mínimos, están muy vigilados y siempre son inferiores a los de la enfermedad.

-Barcelona estudia fijar la obligatoriedad de la vacuna para los niños que accedan a guarderías públicas. ¿Debe imponerse por ley?

-Depende de las circunstancias, pero en las actuales, la obligatoriedad puede causar el efecto contrario al que persigue. Sin presionar y explicando cómo funciona y se vigila el sistema, las familias acaban entendiendo su importancia.